miércoles, 16 de octubre de 2013

EDITORIAL

LOS “SWINGERS” DE LA POLÍTICA

Cada vez se evidencia --con más fuerza-- que en nuestro país los partidos políticos funcionan más como una maquinaria electoral que como fuerzas aglutinadoras detrás de ideas o de matrices filosóficas, capaces de transformar la realidad a través de esos ejes rectores.
Porque hoy, lo importante, no son las ideas si no ganar. Ganar a como dé lugar. Por eso los ciudadanos nos hemos convertido en meros espectadores de la “política como show”.
Un estilo egoísta que sólo existe para el triunfo electoral sin interesar a qué costo. Y esto es lo que explica que, los legisladores oficialistas, voten según la conveniencia política de Balcarce 50.

Aunque sea una barrabasada como el último paquete de leyes que intentó “democratizar la justicia”
Y es lo único que puede explicar las razones por las cuales, los opositores, voten en contra de todo proyecto de ley que huela a kirchnerismo como por caso la estatización de YPF.
En consecuencia cada uno de los temas en discusión en el Congreso se transformará, invariablemente, en una “Caja de Pandora”
Si se quiere en un territorio hostil con chicanas, golpes bajos y descalificaciones cruzadas.
Y como la política es el arte de lo posible desde hace 10 años --cuando EL llegó a la presidencia-- nuestro país comenzó a parir una nueva forma de hacer política: y la referencia es a los “políticos swinger” que se mezclan y que se cambian de vereda sin demasiados pudores.

Para entender qué es lo nuevo basta con evaluar algunos “romances” que aparecieron en el firmamento político de cara a las próximas elecciones. A ver… que uno recuerde “Lilita” Carrió y Pino Solanas se dispararon misiles envenenados y se dijeron de todo. Hoy caminan por la vereda política tomaditos de la mano y haciéndose arrumacos.
No podemos olvidarnos del “Cleto” Cobos que, en el 2007, se transformó en un Judas para los “radichas” pero que hoy le abren los brazos suponiendo que les puede dar el triunfo en la tierra del buen sol y del buen vino. En aquel momento --y nadie con memoria puede desmentirlo-- Cobos se transformó en un adúltero que se abrazó al matrimonio presidencial para un trío que dio que hablar.

Lo mismo sucedió --pero al revés-- con el camionero Hugo Moyano al que los kirchneristas reverenciaron porque les garantizaba poder territorial en las calles y paritarias edulcoradas. Hoy, para los K, es un destituyente vendido a los medios hegemónicos.
Y cuando uno repasa las listas que, dentro de unos pocos días, competirán en estas elecciones de medio término, no puede dejar de pensar en algunos versos de “Cambalache”, el legendario tango del genial Discépolo: “Vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos”
Es que hoy, sin duda, cuesta explicarle a los hijos cómo es esto del matrimonio entre personas del mismo sexo. Pero más difícil aún será hacerles entender la aparición de esta nueva especie ciudadana que son, ni más ni menos, que "los swingers políticos"

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