miércoles, 21 de febrero de 2018

LADRILLOS VIEJOS

Muchas de las casas viejas, que aún quedan en la ciudad, muestran la época de esplendor de las primeras décadas del siglo pasado. 
Algunas, incluso, tienen tanto valor que debieran ser consideradas patrimonio cultural. Sin embargo la mayoría de ellas hoy parecen cadáveres agonizando.
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque, la fiebre horizontal de los '60, trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Y vale la pena, entonces, recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…

UNA ESQUINA QUE NO PASA INADVERTIDA
El legendario edificio se levanta en la manzana fundacional. Más precisamente en la esquina de Vicente López y Moreno. 
Su importancia estratégica se remonta al año 1888 cuando, la ciudad, fue designada cabecera de uno de los 21 distritos de correos y telégrafos que se crearon en todo el país. 


Bahía Blanca, por entonces, carecía de un edificio acorde a la importancia del organismo. Por eso --y tras ocupar edificios precarios en las esquinas de Alsina y Soler y Estomba y Moreno-- en enero de 1920 comenzó la construcción de esta monumental sede ubicada en la mencionada intersección.
Su inauguración tuvo lugar el 7 de octubre de 1928 (cuando la ciudad cumplía su centenario) y, en 1997, fue declarado Monumento Histórico Nacional.
En su estilo academicista francés se destacan diversos detalles exteriores e interiores.

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