miércoles, 4 de febrero de 2015

EDITORIAL

GOBIERNO K: ¿LA OTRA DÉCADA INFAME?

En nuestro país se denomina "Década Infame" al período que comenzó el 6 de septiembre de 1930 --tras el golpe de Estado cívico militar que derrocó al gobierno del presidente Hipólito Yrigoyen-- y que finalizó el 4 de junio de 1943 con otro golpe militar que puso fin a la presidencia de Ramón Castillo. 
La denominación genérica, a esos años, se le ocurrió a un periodista llamado José Luis Torres porque fueron 13 años en los que no hubo república ni instituciones.

La década infame
Y analizando, estos poco más de 11 años de gobiernos K, se puede encontrar --si uno quisiera-- un cierto paralelismo con aquellos tiempos.
Porque han avanzado sobre la justicia generando un ejército de jueces y fiscales adictos. Porque también "capturaron" a la Procuraduría General de la Nación (un organismo "extra poder", según la presidenta). 
Porque avasallaron los reglamentos del Congreso Nacional apelando a un número de legisladores (más aliados) que les permitieron sacar cuanta ley se les vino en gana.
Y porque los órganos de control del Estado, hoy, no son más que "sellos de goma" que no controlan nada.
Y, el "broche de oro" lo encontramos en la muerte dudosa del fiscal Alberto Nisman (titular de la UFI AMIA) que había acusado a Cristina de encubrimiento en el trágico suceso de 1994.

Procuraduría General de la Nación
Era obvio que, a 24 o 48 horas del episodio, el país aguardaba la palabra presidencial. Sobre todo teniendo en cuenta la adicción que la presidenta tiene por las cadenas nacionales. 
Alcanzaba con un discurso de 15 minutos. Los argentinos aguardaban un mínimo de sensibilidad, de humildad y de estatura ante las circunstancias.
Explicando que era inocente de lo que se la acusaba. Incluso hasta se podría haber comprometido con el esclarecimiento del luctuoso hecho y --sobre todo-- acompañado el sentimiento de angustia que embarga al pueblo de la Nación tras conocerse la noticia. 

Cristina en cadena nacional
Pero no. Nada de eso sucedió tras los primeros días de la infausta noticia. Ni siquiera las condolencias a los familiares de Nisman.
Y como era de preverse Cristina eligió, una vez más, el camino más provocativo posible. La peor respuesta al peor momento: utilizar el facebook y el twitter. 
Desde allí aventuró intrigas detectivescas, acusaciones al voleo y descalificaciones propias de una telenovela caribeña.
Y no bastó la cadena nacional --que por fin llegó-- el pasado lunes 26 de mayo. Habló de crear una Agencia Federal de Inteligencia que reemplazaría a la devaluada y nefasta SIDE.

El inefable Luis D'Elía
Pero no explicó las andanzas de un personaje como Luis D'Elía, comprometido en todas las escuchas, y que es un asiduo en las primeras filas de los actos presidenciales en la Casa Rosada.
Porque, obviamente, no se necesita tener título de abogado para comprender lo que evidencian esas escuchas. 
Es cierto que, en todo el mundo, ocurren cosas terribles y que los que nos pasó a los argentinos --con la muerte de Nisman-- tiene equivalencias en todos los países. 
La diferencia está en la idoneidad de aquéllos en quienes delegamos la responsabilidad de resolver estos asuntos.

La inefable Diana Conti
Pero los intérpretes del modelo "nacional, progresista y popular" le tiraron palos a la CIA, al Mossad, a la KGB, al MI6 y a todo cuanto se les ocurrió para hacer creer un relato que nada tuvo que ver con lo que le ocurrió a Nisman. 
Y, sin ir más lejos, habrá que poner la lupa en la frase de la diputada ultra K Diana Conti, aseverando que, a la reunión de la comisión que recibiría a Nisman en el Congreso a mediados del pasado mes de enero, irían "con los tapones de punta".
Lo cierto es que --frente a la tragedia, las sospechas y las denuncias-- el gobierno se la pasó preguntando "¿por qué Nisman había interrumpido sus vacaciones?"
Patético y de película de ciencia ficción. 

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