miércoles, 4 de marzo de 2015

EDITORIAL

FORRADOS: ASÍ DA GUSTO VOLVER AL LLANO

Cuando uno viaja a la Patagonia y presta atención a los hoteles de súper lujo que se encuentran por los caminos --como “El Retorno”, “Los Sauces”, “Las Dunas” o el promocionado “Alto Calafate” (por citar sólo algunos)-- y estancias de “alta gama” que pululan por aquí y por acullá… bien se podría confeccionar una guía de turismo de lo más “cheta”.
Se trata de propiedades, con fama repentina, enclavadas en algún lugar de la Patagonia con todo lo que eso implica. 

Hotel "Alto Calafate"
Y, la referencia, es a la posibilidad de hacer negocios turísticos millonarios o de explotar recursos naturales sin medir impactos --y sin pedir permiso-- pasando por encima de leyes, modificando el paisaje y desoyendo reclamos mapuches jamás atendidos.
Porque no hay que olvidar que, durante los últimos 11 años, la familia presidencial y los integrantes de su círculo íntimo, sistematizaron una operación faraónica de compra-venta de tierras en el sur. 
Algo que, probablemente, no tiene antecedentes en toda Latinoamérica. 

Casco de estancia patagónica
Lo hicieron valiéndose del acceso exclusivo a información privilegiada, y “tramoyas” contables, lo que les permitió convertirse en multimillonarios.
Porque, siguiendo la evolución de sus declaraciones patrimoniales, lo consignado es “más clarito que el agua“.
Toda esa acumulación de bienes, puesta a nombre de hijos y parientes, dejará a CFK --cuando se retire de la función pública-- como una gran terrateniente austral, en línea con las antiguas oligarquías que se repartieron --el mismo sur-- a principios del siglo XX. 

La fortuna presidencial
Oligarquía hotelera, en vez de ganadera, pero oligarquía al fin. 
Ya Néstor, ni bien asumió la presidencia en el año 2003, dio la orden de convertir a El Calafate “en una Bariloche del Sur”
Y, así, se abrió el grifo de las adjudicaciones de tierra --a “valor chaucha”-- para amigos, familiares y funcionarios afines. El proceso siguió con la construcción de lujosísimos hoteles y desembocó --finalmente-- en un viraje a otros puntos de la Patagonia inmensa.
En definitiva: económicamente CFK, y sus hijos, y su cuñada, y sus sobrinas tienen el futuro asegurado y queda de manifiesto que --el repliegue-- será tan ambicioso como supo ser la expansión. Pero, bueno, es lo que hay. Y, como dijo el poeta, “Nunca es triste la verdad… Lo que no tiene es remedio”.

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