miércoles, 22 de enero de 2014

EDITORIAL

LA "bahía blanca"… Y LA "bahía oscura"

La construcción del canal Maldonado, a principios de los ’50, generó un antes y un después en la historia de la ciudad. Por de pronto, en lo ambiental, puso fin a las inundaciones del Napostá que, desde la misma fundación, generaban no pocas zozobras a los bahienses.
Desde lo paisajístico habrá que decir que le generó un “tajo” en el sector norte. Y en lo estructural, el Maldonado, vino a completar una figura geométrica.
La referencia es al triángulo que, junto a las vías del ferrocarril Sud y a las del Noroeste, conformó un sector al que bien se lo podría denominar como “la bahía blanca”.

Loma Paraguaya: a puro barro
Un sector que, desde siempre, ocupa y preocupa a las autoridades municipales de turno.
Un sector que es el corazón de la actividad comercial y financiera. Que goza de todos los servicios y que --en estos tiempos que corren-- cuenta con la mirada atenta de la policía y la prefectura. Lo que no es poco. En definitiva: “la bahía blanca” es la cuidada, mimada y exhibida a todos quienes llegan de visita a la ciudad.
Pero, en la periferia de aquel triángulo conformado por el canal y las vías del Sud y del Noroeste, el panorama es otro bien distinto y aparece lo que yo denomino “la bahía oscura”. Y es probable que, esa historia haya, comenzado a escribirse en la década del ’90. La del “menemato”.

Barrio Luján: basurero en G. Mora
Aquélla que patentó la frase “ramal que para… ramal que cierra”. Desde entonces, y muy de a poco, comenzó la decadencia. 
Así fueron usurpadas las tierras linderas a las vías, se afanaron rieles y durmientes, se desguazaron galpones y --de aquel ferrocarril que tanto había colaborado para hacer grande la ciudad-- poco y nada es lo que queda.
Y precisamente del otro lado del canal --desde calle Estomba hasta su desembocadura en la ría--; pero también del otro lado de las vías del Noroeste; y en el sur de la ciudad… comenzaron a florecer barrios y villas. Barrios y villas que constituyen lo que yo llamo  “la bahía oscura”.

Barrio Puerta del Sur: ¿Venecia?
Con calles de tierra que ni sueñan con el cordón cuneta y mucho menos con el asfalto. Obviamente sin cloacas; con precaria iluminación callejera; sin vigilancia policial (lo que es tremendo para los tiempos que corren); y con no pocos basurales a cielo abierto. 
En definitiva: barrios y villas que fueron creciendo “a la buena de Dios” y que son visitados por la mayoría de los políticos solamente en vísperas de las elecciones.
Barrios y villas que, desde hace un año los sábados por la mañana, recorro a pie… a “patacón por cuadra”… 
Por caso: Villa Duprat, Los Almendros, Los Álamos, Latino, Sevilla, Estomba, Mara, Namuncurá y Villa Irupé (todos del otro lado del Maldonado). 

Villa Caracol: viviendas precarias
Pero también los que se levantan detrás de las vías del FF CC Noroeste como Mariano Moreno, Pampa Central, Vista al Mar, Villa Delfina, Villa Ressia, Parodi, Mapuche, Villa Serra, Villa Talleres y Loma Paraguaya. Y no puedo dejar afuera a los que se encuentran detrás de las vías del FF CC Sud como Rivadavia, Villa Rosario, Thompson, Villa Esperanza, Villa Muñiz, Stella Maris o Hipódromo.
En definitiva y para finalizar: a) un reconocimiento a las sociedades de fomento de esos barrios y villas que luchan denodadamente para zafar de la decadencia; y b) me pregunto qué excusa tendrán los delegados municipales de esos sectores de la ciudad que poco o nada hacen por ellos.
Lo cierto es que “la bahía blanca” y “la bahía oscura” constituyen una dolorosa realidad y terminan dándole la razón al poeta: “nunca es triste la verdad… lo que no tiene es remedio”.

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