miércoles, 22 de enero de 2014

LADRILLOS VIEJOS

Muchas de las casas viejas que aún quedan en la ciudad muestran la época de esplendor de las primeras décadas del siglo pasado. Algunas, incluso, tienen tanto valor que debieran ser consideradas patrimonio cultural. Sin embargo la mayoría de ellas hoy parecen cadáveres agonizando.
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque la fiebre horizontal de los '60 trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Lo cierto es que, para quienes disfrutamos de ellas, independientemente de su estado, vale la pena recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…


MACROCENTRO:
LUCHA DE ESTILOS


Esta casa que se levanta en la calle 11 de Abril 263 luce, como ornamento notable, unos balcones de hierro que fueron muy comunes en su época al punto de encontrarnos muchísimas similares --en distintos sectores de la ciudad-- con esta característica que las convierte en distintas y distintivas.
Hay una teoría que se esconde bajo esta fachada. Es que, si la observamos con detenimiento, veremos que presenta como dos planos distintos en la fachada: uno que sobresale sobre su frente macizo, oscuro y duro; y otro, más liviano y luminoso, que quiere asomar aunque sin lograrlo. Y ésa es la razón de las dos columnas que soportan, virtualmente, el peso de la mampostería pesada que se cierra de manera casi circular. Y para resaltar, por lo llamativo, que el almohadillado de las distintas "capas" es diferente.
En los inicios del siglo XX hubo un periodo en que los arquitectos, denominados "clásicos" por evolución de pensamiento, fueron cambiando la forma y la manera de realizar edificios. Y, quien diseñó esta casa, bien podría haber dudado entre inclinarse por el muro pesado y agujereado; o la contracara del liviano y luminosamente radiante.
Otra fuente de inspiración para este proyecto puede haber sido la influencia de la arquitectura utópica de Ledoux o Boullée. Y las figuras geométricas imperantes del primero pueden haberse plasmado en esta fachada.
Su distribucion interior, seguramente, se configura en espacios interconectados típicos de las casas chorizos. Igualmente habría que preguntarse si este edificio fue originariamente una casa o si, quizás, tuvo en su génesis algún otro uso. Y no estaría mal preguntarnos si el aventamiento, por demás exiguo en sus medidas, respondió a la lógica climática de nuestra ciudad. Para finalizar: el año de construcción de esta vivienda se ubica entre 1895 y 1910.

Nota: mucho agradezco, en esta sección, la colaboración del arquitecto Claudio Ballesi.
Celular: (0291) 156 490 365 - Fijo: (0291) 455 9468
Mail: claudio_ballesi@yahoo.com

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