EDITORIAL

PASO PIEDRAS: ¿MEJOR QUE HACER… ES DECIR?

Domingo Pronsato, bahiense, ingeniero y doctor en física, fue un soñador de grandes obras. Por caso con el nunca concretado ferrocarril trasandino. 

Por caso, y en el invierno de 1940 --hace ya 74 años-- también pensó en el nunca concretado proyecto de traer agua a la ciudad desde el Río Colorado. Es que, visionario como pocos, Pronsato suponía para la ciudad una explosión demográfica impensada para los políticos y los dirigentes de aquella década del ‘40.

Inexorablemente Bahía fue creciendo y, la pavorosa sequía de los ’60, terminó por convencer a todos que algo había que hacer.

Domingo Pronsato

Y así nació el proyecto del dique y acueducto, Paso de las Piedras, que comenzó a construirse en 1969.  Los técnicos aseguraron que el complejo podía suministrar agua a la ciudad hasta el entonces lejano 2012. Se equivocaron. Por poco pero se equivocaron.
Para colmo, y en los últimos años de esta primera década del siglo XXI, la corriente del niño, la de de la niña y toda la parentela de ambos trajeron al sudoeste bonaerense otra pavorosa sequía. Y no hay que ser técnico para saber que, si no aparecen las lluvias, indefectiblemente cada vez habrá menos agua en el dique.
Entonces, y desde el 2008, nos comenzaron a bañar a los bahienses con una catarata. Pero no de agua... si no de anuncios.

En junio del 2009 se descolgaron con la construcción de 6 pozos de agua en el Bajo San José, a la vera de la ruta 51. Al poco tiempo se demostró que no rindieron ni en calidad ni en cantidad lo que los técnicos esperaban.

Para colmo, y desde hace meses los pozos no funcionan por fallas eléctricas de los bombeadores… y por la falta “money” provincial para repararlos. 

Dique Paso de las Piedras

La única verdad es la realidad (y los peronistas debieran saberlo porque es parte del catecismo justicialista) y la verdad es que, por estos tiempos, en algunos barrios de la ciudad --sobre todo en los altos-- faltaba el agua. Obviamente los funcionarios de turno trataron de explicarnos lo inexplicable. Porque si falta agua… falta y punto.
Como la cosa no mejoraba para diciembre, también del 2009, “nos vendieron” un dique en la zona del puente Canesa, sobre el Napostá. “Cháchara y nubes de Ubeda”, como hubiera dicho el ex legislador catamarqueño Vicente Leonidas Saadi.

En el otoño del 2010, allá por marzo, la por entonces ministra bonaerense de Obras Públicas, Cristina Alvarez Rodríguez (hoy ministra de gobierno y sobrina nieta de Eva Perón), anunció que sería licitado --por fin pensamos todos-- el acueducto desde el Río Colorado.  

No da pie con bola

Por las dudas no comentó ni el monto de la inversión ni cuál sería la posible fuente de financiamiento.
Para el invierno del 2010 se anunciaron otros 30 pozos, en cercanías de la localidad de Cabildo, afirmándose que estarían listos para operar en enero del 2011. 

Otro error de cálculo porque parece que, los técnicos, siempre se manejaran con “un reloj de arena”.
En diciembre del 2010 el ex intendente Cristian Breitenstein firmó, en Jerusalén, un convenio con “Mekorot”, la compañía nacional de agua de Israel, para concretar --se dijo que en un plazo de 90 días-- el anteproyecto de reciclado de efluentes cloacales en nuestra ciudad. Pero, bueno, “naranja”. Y obviamente tanto en el 2011, como en el 2012 --y no podía esperarse otra cosa en el 2013-- los funcionarios locales, como los de la provincia, siguieron dándole a “la calesita” de las palabras para demostrar que “seguían ocupándose y preocupándose” por el dique que nos abastece de agua.

Uno de los tantos anuncios

Y como el tiempo es impredecible llegó este 2014 con calores como pocas veces se recuerdan, con escasas lluvias, con la evaporación que el calor produce en el lago… y todos estamos rezándole al “tata Dios” para que nos envíe algunas lluvias salvadoras.
En definitiva: 74 años de anuncios, anuncios y más anuncios. Dicho de otra manera: “jarabe de pico y zaraza”. Pero nada más.
Resumiendo: que lástima que, quienes tienen la capacidad de gobernar y de decidir, no hubieran aplicado durante estos casi tres cuartos de siglo --pero al revés-- aquel viejo apotegma peronista (tan caro para todos ellos) y quedaría así expresado: "mejor que hacer es decir... y mejor que realizar es prometer".