Muchas de las casas viejas que aún quedan en la ciudad muestran la época de esplendor de las primeras décadas del siglo pasado. Algunas, incluso, tienen tanto valor que debieran ser consideradas patrimonio cultural. Sin embargo la mayoría de ellas hoy parecen cadáveres agonizando.
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque la fiebre horizontal de los '60 trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Lo cierto es que, para quienes disfrutamos de ellas, independientemente de su estado, vale la pena recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…
MICROCENTRO:
CATEDRAL NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED
Cuenta la historia que, el 20 de julio de 1835 --a 7 años de haber sido levantada la Fortaleza Protectora Argentina-- llegó a nuestra ciudad el primer cura castrense. Un año más tarde ya se estaba bendiciendo la primera iglesia que fue dedicada a Nuestra Señora Virgen de la Merced, redentora de los cautivos cristianos y que fuera edificada por órdenes de Juan Manuel de Rosas.
De esta primera iglesia no quedan ni rastros. No por la impiadosa piqueta de intereses inmobiliarios si no porque, en 1837, un devastador huracán la derribó. Lo cierto es que, por iniciativa de algunos vecinos, pudo ser levantada nuevamente.
1929 en construcción |
La historia nos obliga a detenernos en 1860 cuando, la incipiente aldea, entendió la necesidad de levantar un nuevo templo parroquial. Aquella demanda fue atendida por la autoridad municipal de entonces (la referencia es al Dr. Sixto Laspiur) que puso manos a la obra contando con la colaboración de los vecinos más pudientes.
Esta nueva iglesia sirvió al culto hasta 1895. Pero la ciudad había crecido y quedó de manifiesto que, el estado del templo y sus dimensiones, no eran las más apropiadas ante el notable crecimiento urbano de fines del siglo XIX.
Así, el 8 de julio de 1900, se inauguró el nuevo templo en calle Sarmiento 68.
El proyecto fue del arquitecto Luis Prepani aunque, en su primera etapa, la iglesia levantada no se adaptó al proyecto original que preveía una generosa nave central y dos laterales también de gran amplitud.
Según crónicas de la época lo que se levantó fue una sola nave la que, para colmo, tenía tan sólo la mitad de la superficie prevista. Sí se respetaron el dibujo y las dimensiones de su fachada. Aunque sin revocar, y con los campanarios truncados, la iglesia finalmente fue inaugurada.
La Catedral en 1944 |
En 1903, por fin, se le agregaron los campanarios y, entre 1916 y 1920, el constructor Antonio Gerardi comenzó a levantar las dos naves laterales proyectadas.
Durante 1929 se renovó el frente del templo colocándole esculturas en su frontispicio, se habilitó el esperado campanario pero se colocó uno solo de los dos relojes que señalaba el proyecto.
Deteniéndonos en la fachada se advierte, a simple vista, un cuerpo central acompañado por dos torres a sus laterales. El cuerpo central se encuentra coronado por su amplio frontis y rematado por un grupo escultórico representando a la virgen acompañada de dos ángeles.
Y un más que importante rol arquitectónico juega, indudablemente, sus columnas corintias.
Como no podía ser de otra manera se destaca el acceso central por su tamaño pero, también, por el tratamiento de arco de triunfo que se le dio. En cuanto a las torres se muestran en forma telescópica y simétrica. La casa parroquial contigua calca las mismas líneas del edificio como si fuese una continuación de la estructura.
Para finalizar con la descripción de este histórico edificio: sin duda perdió su perspectiva majestuosa y solemne al permitirse que fuera levantado el edificio horizontal que se le apoya por el costado que da a la calle Zelarrayán. Peor aún: la altura del mismo la supera en algo más de 15 metros. No menos deprimente es que, en la actualidad, sólo exhibe uno de sus dos relojes y los campanarios no están operables. Es como si el templo se hubiera quedado mudo. Una verdadera lástima.
Nota: mucho agradezco, en esta sección, la colaboración del arquitecto José María Zingoni.
Celular: (0291) 154 436 906 – Mail: josemzingoni@yahoo.com.ar
Web: www.josezingoni.com.ar
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