miércoles, 8 de octubre de 2014

CRÓNICAS EN CLAVE DE NAFTALINA

1911 - Nace la leyenda
El “Club Hotel”, de Sierra de la Ventana, fue inaugurado a toda pompa en la temporada de 1911. 
Según crónicas de la época tenía comodidad para más de 300 pasajeros y, su administración, estaba a cargo del Ferrocarril Sud.
Los informes y reservas, durante aquellos tiempos, podían solicitarse directamente al gerente del hotel o en las oficinas de informes del Ferrocarril: en la Capital Federal (Cangallo 568) y en nuestra ciudad Chiclana 147.
El edificio se ubica a 550 mts. sobre el nivel del mar al  pie de los cerros Colorado y Napostá (cota de 1.008 mts.), entre los arroyos Belisario y de Las Piedras (ambos afluentes del río Sauce Grande), y en cercanías de Villa Ventana.

Según la publicidad de principios del siglo XX el hotel era considerado como “el único sitio ideal para veraneo de montaña, en toda Sud América”
Probablemente se exageraba un poco pero, además, se señalaba que el edificio había sido construido “con todos los adelantos modernos y dotado de cuanto puede necesitar para su confort la persona más exigente”Y, en esto, no se exageraba nada. El hotel fue una maravilla para la época por las comodidades que ofrecía y por el majestuoso lugar en el que fue levantado.
El 11 de noviembre de 1911 se inauguró el hotel con una fastuosa fiesta. De la ceremonia participaron 1.200 invitados y, el 30 de noviembre de 1914, se inauguró el ramal del trencito de trocha angosta desde la estación Sauce Grande (hoy Sierra de la Ventana) hasta el Club Hotel.
Pero algo alteraría su historia. Tuvo que ver con la Segunda Guerra Mundial…

SIERRA: LOS NÁUFRAGOS DEL "GRAF SPEE"

El "Admiral Graff Spee"
A poco de comenzar la Segunda Guerra Mundial, el alto mando alemán ordenó a su marina llevar el conflicto a las aguas del Océano Atlántico, con el fin de evitar que llegaran --desde Estados Unidos-- armas y alimentos a Inglaterra y los países enemigos del Tercer Reich.
La directiva era muy clara: "La Marina alemana llevara a cabo su propia actividad bélica contra las unidades mercantes y, su principal objetivo, serán los buques ingleses".
Para esa época Alemania, como consecuencia de las restricciones impuestas por el Tratado de Versalles, había desarrollado los “acorazados de bolsillo” y --entre todos ellos-- se destacaba el “Admiral Graf Spee” que, en septiembre de 1939, se encontraba en el Atlántico Meridional. A su mando el comandante, capitán de navío Hans Langsdorff.

Capitán Hans Langsdorff
Una vez recibida la autorización de iniciar la aventura corsaria, Langsdorff decidió trasladarse al Atlántico Sur para interceptar las rutas comerciales. 
El buque tenía una tripulación compuesta por 44 oficiales y 1.050 suboficiales y marinos. Podía navegar a 26 nudos y tenía una autonomía de 19.000 millas.
A las 13, del 30 de septiembre de 1939, el “Graf Spee” avistó su primera presa. 
El buque se denominaba “Clement” y navegaba bajo bandera británica. La tripulación fue obligada a abandonar el barco, no sin que antes radiara su posición. Fue hundido. 
Inmediatamente el almirantazgo británico ordenó la salida de unidades de guerra para dar caza al corsario alemán. El 5 de octubre el acorazado hundió otro barco y, en noviembre y en aguas del océano Indico, sumó otro blanco más.

El comienzo del fin
Después de generar otros hundimientos y recibir reabastecimiento, el “Graf Spee” escapó a un buque de guerra inglés denominado “Altmark”, que lo perseguía desde hacía un par de meses.
Pero el 13 de diciembre, cambió su suerte. La tripulación del buque alemán creyó descubrir otra presa. 
Error porque, al acercarse, se encontró con el crucero inglés “Exeter”, seguido del “Achilles” y el “Ajax”.
El acorazado alemán podía enfrentar fácilmente a la formación inglesa porque sus cañones principales --de 280 mm-- tenían un alcance de 28 kilómetros. Mucho más que los de los ingleses. Por eso, la estrategia de Langsdorff, fue mantenerlos alejados con fuego graneado.   

La batalla del Río de la Plata
Pero al caer la noche el capitán descubrió que, a pesar de la estrategia, su barco tenía serias averías obligándolo a tomar la determinación de refugiarse en el puerto más cercano para repararlas. 
Fue así que, a las 22:13 del 14 de diciembre, el “Graf Spee” entró al puerto de Montevideo (Uruguay).
Obligado a dejar la tierra charrúa, tras reparar las averías, el acorazado alemán salió a las aguas del Río de La Plata donde fue rodeado por naves británicas. Langsdorff, entonces, telegrafió a su alto mando: "Bloqueo muy estrecho. Ninguna esperanza de poder huir hacia mar abierto y abrirme camino hacia la patria".

La dotación en el "Club Hotel"
El 17 de diciembre, y después que desembarcaran todos los marinos alemanes en Montevideo, los ingleses vieron una gran explosión en el “Graf Spee”. Minutos después se hundió. 
La tripulación, a bordo del buque mercante alemán “Tacoma”, fue desembarcada en el puerto de Buenos Aires.
El destino de estos hombres despertó, en su momento, no pocos mitos y fue obsesión de investigadores y curiosos.
 Las fugas permanentes, el retorno de muchos de ellos al frente de combate y la participación en actividades de espionaje los rodearon de misterios.
Algunos fueron a parar a Mendoza. Otros a Córdoba. También hubo quienes recalaron en Santa Fe y San Juan. Y un grupo fue instalado “Club Hotel” de Sierra de la Ventana.

La postal del "Club Hotel"
Y allí se comenzaron a entretejer hechos verídicos con la fantasía de los lugareños que terminaron generando las misteriosas historias que --aún hoy-- se cuentan en esta zona del sudoeste bonaerense.
Por caso, en su libro "Odessa al Sur", el escritor Jorge Camarasa especula que el jefe de la Gestapo, Heinrich Müller, llegó a nuestro país en 1945 --a bordo de un submarino-- con el objetivo de organizar la fuga de varios tripulantes del “Graf Spee” internados en el hotel serrano.
Según los datos recogidos por Camarasa, Heinrich Müller desembarcó frente a las costas de Orense, en 1945. 
No obstante, otra historia parece contradecir la idea de reclusión en la que vivían los marinos alemanes en Sierra de la Ventana. Es un artículo, publicado en la primera página de “Ecos Diarios” el 29 de septiembre de 1945.

Se tejieron muchas historias
Cuenta que un tripulante del acorazado alemán “decidió casarse con una lugareña de nuestra ciudad”.
Y da mayores precisiones: "Según nuestros informes el ex marino alemán ya ha efectuado los trámites previos para contraer enlace, habiéndose presentado hace unos días a la oficina del Registro Civil, con el propósito de inquirir detalles acerca de los recaudos legales que debía llenar”.
Pero también hay otra historia que relacionó a los marinos alemanes que se alojaron en el “Club Hotel”, de Sierra de la Ventana. Al menos a un par de ellos. 

Los submarinos de Golfo Nuevo
Fue cuando, a principios de febrero de 1960, buques de la Armada Argentina detectaron la presencia de lo que parecían ser submarinos en aguas de Golfo Nuevo (Chubut). 
Se los catalogó como submarinos del tipo XXI, construidos por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. 
Según crónicas de la época fueron guiados --valiéndose de un transmisor de onda corta-- por dos de los oficiales del “Graf Spee” que se habían desplazado al lugar. Se dijo que desembarcaron a jerarcas nazis y un tesoro en lingotes de oro.
Lo cierto es que, el 11 de febrero de 1960, el presidente Frondizi ordenó un ataque enviando 13 naves y 40 aviones.
Lo llamativo del caso es que, los submarinos siempre lograron escapar.
El caso tuvo una enorme trascendencia mediática y fue cubierto a través de enviados especiales de los grandes medios nacionales.
Sin dudas, durante años, los alemanes del “Graf Spee” dieron que hablar en la zona serrana aunque, hoy, sólo sean un recuerdo…

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