miércoles, 12 de noviembre de 2014

LADRILLOS VIEJOS

Muchas de las casas viejas que aún quedan en la ciudad muestran la época de esplendor de las primeras décadas del siglo pasado. Algunas, incluso, tienen tanto valor que debieran ser consideradas patrimonio cultural. Sin embargo la mayoría de ellas hoy parecen cadáveres agonizando.
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque la fiebre horizontal de los '60 trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Lo cierto es que, para quienes disfrutamos de ellas, independientemente de su estado, vale la pena recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…


MACROCENTRO:
DE CÓMO ENCONTRAR SOLUCIONES A UNA FACHADA ENORME


Esta construcción de Saavedra 448, que hoy alberga a la Asociación de Residentes Pampeanos, muestra cómo --el diseño técnico de un techo-- puede afear y deslucir una fachada que deslumbra por su concepción arquitectónica.
Lo señalado, sin embargo, no alcanza a opacar la ornamentación elegida, sus arcos de medio punto y los motivos florales que fueron ubicados en la comisura de éstos.
Sin ninguna duda el amplio frente del terreno se constituyó en un verdadero desafío para el proyectista. Basta con suponer esa dimensión sobre un papel en blanco donde el “horror vacui” (horror al vacío) genera no pocos interrogantes a la hora del diseño y la tentación de echar mano, a todo, con tal de llenar tamaña superficie. Porque, además, no son tantas las ventanas en relación a la superficie total de esta fachada.
Claro que la ornamentación, en este caso, terminó jugando un rol más que importante en el resultado definitivo que exhibe algunas reminiscencias del art noveaux.
Su período de construcción habrá que estimarlo en la década que va de 1920 a 1930.

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