Trascendieron su tiempo. Amaron y fueron amadas. También deseadas y admiradas. Tuvieron vidas alucinantes, sus romances dieron que hablar y, algunas de ellas, murieron de manera trágica.
Perduran, aún hoy en la memoria colectiva y esta sección es, si se quiere, una manera de recordarlas y homenajearlas. En la actualización de esta semana levantamos al telón para presentar a...
MARILYN MONROE
Su verdadero nombre era Norma Jeane Baker y había nacido en Los Ángeles (EE UU) el 1 de junio de 1926. Y, sin duda, fue una de las actrices de Hollywood más glamorosas y populares del siglo XX. Al punto de ser considerada como el "símbolo sexual" de la meca del cine.
En 1945 Marilyn comenzó a trabajar como modelo. Ya desde la década del '40 apareció en pequeños papeles gracias a un contrato que había firmado con la Twentieth Century Fox.
De esos años es la película "La jungla de asfalto".
Su primer protagónico fue en la recodada película "Los caballeros las prefieren rubias". Posteriormente vino "La comezón del séptimo año" (1955) que la catapultó a la fama.
Se casó en tres oportunidades: con James Dougherty, con Joe Di Maggio y con Arthur Miller.
Aunque, durante su azarosa vida, se le atribuyeron infinidad de amoríos. Por caso con los hermanos Bobby y John F. Kennedy.
Una biografía no autorizada señalaría que, para ella, todo comenzó mientras trabajaba en una fábrica.
Un fotógrafo la retrató sin saber que, años más tarde, esa chica se transformaría en Marilyn Monroe.
Esa imagen, que apareció en un almanaque, encendió las primeras luces de su carrera.
A partir de ese momento comenzó a cotizarse como modelo y apareció en las portadas de decenas de revistas.
En 1946, apostando por su futuro, Marilyn se divorció de James Dougherty y se presentó a varios castings. Finalmente la contrató la Twentieth Century Fox como extra.
En 1948 firmó contrato para la Columbia Pictures y, su carrera, siguió en ascenso sobre todo cuando filmó la película "Clash by night" junto a Barbara Stanwyck y Robert Ryan.
Otras producciones de su extensa carrera la encontraron junto a primerísimas divas de Hollywood como Ginger Rogers y Zsa Zsa Gabor.
Después todo fue éxito y glamour en su vida. Baste citar que, para entrevistarla, cualquiera de las revistas del corazón de entonces tenía que cotizarse con 10.000 dólares y que sus contratos para filmar trepaban a los 500 o 600.000 dólares.
Por aquellos luminosos años no le faltaron amoríos. A su vida llegó el famoso beisbolista, Joe Di Maggio, y tras la separación de éste apareció el dramaturgo Arthur Miller.
El 5 de agosto de 1962, a las 4:55 de la madrugada, el jefe del departamento policial de Los Ángeles --Jack Clemmons-- recibió una llamada inquietante.
Su interlocutor era el doctor Jack Greenson, psiquiatra de Marilyn Monroe.
Y el mensaje era estremecedor: la actriz había muerto.
Y el mensaje era estremecedor: la actriz había muerto.
El policía fue el primero en llegar al lugar y encontró una serie de inconsistencias en los testimonios de los dos médicos y del ama de llaves.
Que --además-- se mostraban muy nerviosos y sospechosamente habían demorado en dar aviso a las autoridades.
La escena de la muerte parecía arreglada, las sábanas cambiadas y limpias y el cuerpo había sido movido. Clemmons no dejó de notar que, las livideces cadavéricas, no coincidían con la postura por demás antinatural en que yacía el cuerpo.
En principio tampoco había agua ni una jarra, ni un vaso para que la actriz hubiera podido ingerir las pastillas. Clemmons le hizo notar esto a los médicos.
Más tarde, y misteriosamente, apareció un vaso en la escena.
En las fotografías que se tomaron de ese momento, ya está el vaso que antes no se veía. La autopsia reveló que había fallecido por una sobredosis de barbitúricos.
No son pocos los que suponen que, Marilyn, fue asesinada y que se preparó todo para presentarlo como un exceso en la ingesta de barbitúricos.
Algunos investigadores concluyeron en que, Marilyn, falleció muchas horas antes de que se diera aviso a las autoridades.
También que su habitación había sido "manipulada" antes de aquel primer llamado telefónico.
En aquellos días tanto la revista “Life” como el diario “The Washington Post” manejaron una información que involucraba a la CIA.
Es que el supuesto romance de Marilyn, con John Kennedy, amenazaba al matrimonio de éste y a la investidura presidencial.
Trataron --sin llegar a poder convencerla-- de lo más que “inconveniente” de esa relación. Y, entonces, pasó lo que pasó.
Tres días después de la muerte de Marilyn, Joe Di Maggio (su segundo esposo), realizó un funeral privado. Con la desaparición de Marilyn... Hollywood perdió una fulgurante estrella.
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