miércoles, 3 de agosto de 2016

LADRILLOS VIEJOS

Muchas de las casas viejas, que aún quedan en la ciudad, muestran la época de esplendor de las primeras décadas del siglo pasado. 
Algunas, incluso, tienen tanto valor que debieran ser consideradas patrimonio cultural. Sin embargo la mayoría de ellas hoy parecen cadáveres agonizando.
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque, la fiebre horizontal de los '60, trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Y vale la pena, entonces, recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…

MICROCENTRO: UN TESORO QUE NADIE PRESERVA
La denominada "Casa Vilela" se ubica, en Fitz Roy 85, a pocos metros de calle Brown. Ni más ni menos que en la esquina donde Mac Donalds destruyó patrimonio histórico.
Esta casona se encuentra incluida en el inventario patrimonial de la ciudad aunque nadie parece haberse enterado ya que, su estado, deambula entre lo ruinoso y lo desastroso (sobre todo en su planta alta). 


Los locales comerciales, de la planta baja, fueron cambiando de dueño de manera esporádica y, alguna vez, pintados con colores chillones que nada tenían que ver con la prosapia arquitectónica de la construcción.
La mansión fue diseñada --en 1909-- por el arquitecto catalán Joaquín Saurí y construida por la calificada mano de obra de Santiago Teddi. 
Su estilo es cercano al “art nouveau”, aunque también muestra varios detalles historicistas. El propio Saurí la definió, en su época, como de aires típicos a lo "Luis XIII", muy en boga en París y en Buenos Aires que, sin cargar demasiada ornamentación, tiene la suficiente como para mostrar un agradable conjunto.
Una innovación realmente audaz fue el uso del hierro a la vista, tanto en balcones como a modo de balaustres en los parapetos del remate de la vivienda, que combinaron a la perfección con el revoque "símil piedra". 
La "Casa Vilela" perteneció, obviamente, a la familia de Miguel Vilela y muestra un fantástico ventanal “Bob window” (en el centro de la planta alta) que hoy sobrevive a duras penas entre el caos y la anarquía que rige en materia de preservación de inmuebles históricos.
La casona exhibe, por fin, tres puertas de acceso centrales y dinteles curvos propios del legendario “art nouveau” francés. 

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