miércoles, 1 de mayo de 2013

EDITORIAL: UN ESPACIO PARA LA REFLEXIÓN

EL TALÓN DE AQUILES DE LOS GOBIERNOS POPULISTAS

El ejemplo de lo ocurrido hace poco en Venezuela es prueba más que suficiente: los populismos no prohijan sucesores. Por eso Nicolás Maduro, a mediados del pasado mes de abril, estuvo al borde de la derrota poco tiempo después de que Chávez ganara los comicios con holgura.
Claro que el sucesor del “comandante bolivariano” tuvo esta vez enfrente a una oposición unida. Que es la ventaja con la que, aquí, corre Cristina Kirchner: porque no hay un opositor de peso a la vista. Ni siquiera tras la marea humana del 18 A que golpeó las puertas del gobierno kirchnerista con su descontento.

Y, al menos por el momento, ningún opositor aparece capitalizando ese estado de ánimo ciudadano. Sobre esa notoria debilidad, es que el kirchnerismo cree que deberá seguir mirándose el ombligo ignorando los signos crecientes de resistencia y el repudio a sus políticas arbitrarias.
Sin embargo --y aunque no lo parezca-- a los K no se les hizo “el campo orégano”. Simplemente porque no tienen una fuerza orgánica propia. Acaso, su núcleo activo y muy blindado, proviene mayoritariamente de la izquierda no peronista. Esa que pregona lo “nacional, progresista y popular”, o la que vive cacareando “memoria, verdad y justicia”.
Pero CFK no puede ufanarse de tener al peronismo detrás suyo. Porque los “peronchos” pueden apoyar los más disparatados experimentos políticos… pero nunca a un candidato que no sea justicialista. Así de simple. La excepción fue Arturo Frondizi, en 1958, y así le fue.

Por eso hasta los analistas políticos más despistados saben que el peronismo no está cómodo sustentando a Cristina. Y esto es así por razones más que elementales: el sistema disciplinador estricto y el manejo arbitrario de la billetera --como método de acción política y castigo-- está llegando al hartazgo y los peronistas disidentes no le garantizarán, ni ahí, lealtad infinita.
Porque, además, la inflación escondida es indisimulable y porque la inseguridad y la droga hacen estragos en la sociedad..
Entonces: ¿cómo institucionalizar un régimen si su conductora --además-- no puede seguir en el gobierno a partir del 2015? Y en política, que se sepa, no hay milagros.
 

Por todo esto es que ya no se puede ignorar el creciente rechazo a la política oficial ni tapar la corrupción galopante que comenzó a emerger en los medios. Por caso con Jorge Lanata de abanderado. Aunque no sea el único.
Por todo esto es que la tan mentada reforma judicial --algunas de cuyas leyes ya han sido aprobadas por el Congreso-- no conlleva el loable propósito de agilizarla y ponerla al alcance, incluso, de los más humildes. Por el contrario pareciera una maniobra intentando sostener un régimen que, cada vez, tiene más aroma a totalitario. 
Aunque no faltan quienes sospechan que esa “demokratización” sea, lisa y llanamente, una maniobra desesperada para cubrir la retirada.

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