miércoles, 29 de mayo de 2013

EDITORIAL: UN ESPACIO PARA LA REFLEXIÓN

¿SOMOS UN PAÍS CON PERSONAJES DE HISTORIETA?

Cuando uno escucha radio, lee diarios o mira la tele... llega a la conclusión de que nuestra realidad política parece salida de un comic desopilante. Claro que es una historieta pero sin superhéroes y en la que --extrañamente-- cuesta distinguir a los buenos de los malos. Por eso, y cuando repasamos las noticias diarias, encontramos por ejemplo que no pocos de nuestros dirigentes tienen la piel más dura que el traje de Iron Man y que, el país, se muestra a veces tan  indefenso como Caperucita Roja y hasta tenemos una presidenta que cree ser la Mujer Maravilla.
Y para sumar semejanzas con el mundo de los comics, no parece casual, por caso, que Hugo Moyano se asemeje al Hombre Araña trepándose ahora al bondi de los opositores. O que el senador, Aníbal Fernández, nos recuerde a El Guasón con sus “anibaladas” recurrentes.

Imposible no citar al Secretario de Seguridad, Sergio Berni, que no se cansa de mostrarse permanentemente con la típica torpeza del Súper Agente 86. Y cómo no hacer ingresar en esta galería de personajes de historieta al vicepresidente, Amado Boudou, que es una réplica exacta de Isidoro Cañones.
Pienso, por otra parte, que sería injusto dejar de lado a otros impresentables como el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Ni ahí lo vamos a hacer. Por eso yo le daría el rol de Pluto en una comedia musical: ¿Y al vice jefe de Economía, Axel Kiciloff? Creo que se ganó, con justicia, el rol de Robin. Y la última estrella, en esta constelación de personajes de historieta, se la merece holgadamente el empresario kirchnerista, Lázaro Báez, al que le quedaría como anillo al dedo el papel de Pete Pata de Palo, ¿o no?
Pero atención: porque también deberíamos convenir que, por el lado de la “opo”, sus dirigentes se muestran diariamente como los personajes de aquel recordado tango de los '40. Simplemente porque están desorientados y no saben "qué trole hay que tomar para seguir"...
Eso sí: los argentinos y las argentinas deberíamos saber, a esta altura, que ni oficialistas ni opositores arriarán las velas. Mucho menos en un año de elecciones. Y todos y todas, por igual, seguirán buscando el tesoro escondido. Como los piratas...

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