miércoles, 26 de junio de 2013

EDITORIAL: UN ESPACIO PARA LA REFLEXIÓN

LOS PERONISTAS SIGUEN HACIENDO TRAMPAS

Tres candidatos de esa extracción política se presentarán en las elecciones legislativas del próximo mes de octubre: Sergio Massa, Francisco de Narváez y Martín Insaurralde. Al menos, ninguno de los tres desmintió ese origen. Pero no llama la atención que, siendo del “mismo palo”, le hagan un “per saltum” a las PASO (Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) como marca la actual ley electoral. Porque una mancha más al tigre… no cambia las cosas.Y no es para extrañarse porque, ya  desde su  mismo ADN (esto es 1945), los “peronchos" siempre trataron de jugar el "truco político" con el ancho de espadas y, al menos, un 7 bravo sin importarles mucho los métodos para hacerse de esas dos barajas ganadoras.

Ya en 1949, a tres años de haber asumido, el general Juan Perón mandó a reformar la Constitución para lograr una reelección que prohibía la histórica carta magna de 1853. Logrado el objetivo ganó las elecciones de 1952 pero, tan sólo tres años más tarde, la Revolución Libertadora lo destituyó anulando aquella reforma.
Un viejo dicho asevera que “el zorro pierde el pelo… pero no las mañas”. Por eso Perón, en 1973, volvió a trampear. Es que no podía presentarse a las elecciones de ese año porque los candidatos debían acreditar 6 meses de residencia en el país. Imposible para él que vivía en el madrileño barrio de Puerta de Hierro. 
Entonces hizo presentar a un maleable Héctor J. Cámpora que ganó las elecciones de ese año y, tres meses más tarde, no sólo lo hizo renunciar si no que lo obligó a un nuevo llamado a elecciones.

Lo cierto es que, vencido aquel obstáculo de la residencia, “el viejo” se presentó y logró ser electo --por tercera vez-- presidente de la Nación. En 1989 llegó otro peronista a la Casa Rosada: el riojano Carlos Menem. El hombre le tomó el “gustito” al poder y, en 1994 (cuando todavía le quedaba un año de mandato) “enroscó” a los radicales (Pacto de Olivos mediante) y logró reformar la Constitución para acceder a un segundo mandato lo que, finalmente, consiguió. Recordemos que, el “menemato”, pasó a la historia política del país como el de “la pizza con champán” y de la corrupción más desvergonzada. Lo cierto es que, en el 2003 otra vez nos encontramos con tres candidatos peronistas para las elecciones de ese año: Carlos Menem, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner. 
Este último un desconocido gobernador patagónico que, finalmente, fue electo con el 22 % de los votos. Habrá que recordar que, siendo gobernador de la provincia de Santa Cruz, ya había hecho reformar la constitución provincial que lo habilitaba a ser gobernador hasta que "las velas ardan".
 
Y el “pingüino”, a pesar de su origen peronista, no necesitó apelar a trampas para perpetuarse. Pensó que --sucediéndose alternadamente en el poder con su esposa, Cristina Fernández-- podía gobernar el país hasta “el día del arquero”
Claro que su plan no contempló una eventualidad de la vida: la muerte. Y la suya truncó ese plan maquiavélico.
Así CFK fue reelecta en el 2011 pero, como es común en los gobiernos populistas, no tiene delfín a la vista para sucederla. 
Porque los populismos, por regla general, no dejan nunca uno. ¿Y ahora?
Y ahora la única que le queda es volver a modificar la Constitución que parece ser uno de los dogmas peronistas. 
Aunque no le va a ser sencillo porque, en “el truco político” de este siglo XXI, ya no quedan giles. Que así sea…

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