CRISTINA TROPEZÓ... COMO LA FAROLERA
Por estos días la presidente de la Nación está feliz. Como Riquelme. Pero algo no cierra.
Porque las dificultades económicas --tanto internas como externas-- recrudecen.
Porque Amado Boudou, a esta altura, representa una carga y un descrédito inaguantables.
Porque Axel Kicillof no deja de expresar “disparates atómicos”. Sin embargo, a pesar de todo esto --y mucho más-- el ánimo del cristinismo no afloja.
Juan Román Riquelme |
Y no está mal porque: a) el peronismo no aparece y no sabe qué hacer en esta transición de cara al 2015; b) porque la oposición está perdida “como turco en la neblina”; y c) porque el “despelote” con los fondos buitres les vino como “anillo al dedo” a los K.
Es que, sin proponérselo ni buscarlo, pudieron reeditar el viejo sueño setentista: el de “luchar contra el imperio”.
Así Cristina, hoy, asoma esplendorosa con la recuperación política de su imagen que --en los últimos tiempos-- había perdido glamour y embeleso hasta en las clases bajas necesitadas del asistencialismo.
La presidenta, por estos días, ha percibido como una suerte de primavera en pleno invierno.
Ha dejado de sentirse acorralada como le venía sucediendo desde la paliza electoral del 2011; o desde “el mal trago” que le significó la devaluación forzada del verano sin que se le moviera un pelo. Por eso CFK, envalentonada, está decidida a sacarle el máximo rédito a la pelea con los buitres.
La farolera |
Y, aunque muchos refunfuñen, Cristina no deja espacio para queja alguna. Volvió con el látigo. Y su entusiasmo por la nueva realidad es tal que hasta lo obligó a Boudou a salir de la burbuja mandándolo al “matadero” de presidir --semanas atrás-- una sesión del Senado.
¡Mamita cómo lo sacudió la oposición!! Y el tipo impávido y con cara de “acá no ha pasado nada”.
Lo increíble fue que, hasta los senadores K que ya habían empezado a ningunearlo, tuvieron que “mascar vidrio” y bancárselo mientras la oposición disfrutaba de un “circo romano” donde le dijeron de todo.
Pero la presi es vivísima y sabe que su nuevo grito de batalla: “patria o buitres” deja a la oposición en la “banquina”, sin derecho al “retruco” y lejos de ocupar el centro de la escena política.
Sin embargo una golondrina no hace veranos y Cristina, como la farolera, tropezó. Aunque no en la calle si no en vereda de la realidad… que es la única verdad.
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