miércoles, 13 de agosto de 2014

LADRILLOS VIEJOS

Muchas de las casas viejas que aún quedan en la ciudad muestran la época de esplendor de las primeras décadas del siglo pasado. Algunas, incluso, tienen tanto valor que debieran ser consideradas patrimonio cultural. Sin embargo la mayoría de ellas hoy parecen cadáveres agonizando.
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque la fiebre horizontal de los '60 trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Lo cierto es que, para quienes disfrutamos de ellas, independientemente de su estado, vale la pena recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…

MICROCENTRO:
AL LADO DEL PALACIO MUNICIPAL… NO PODÍA SER MENOS


Con fecha 27 de enero de 1882 el directorio del Banco de la Provincia de Buenos Aires dispuso crear una sucursal en nuestra ciudad. El emplazamiento de la obra fue dificultoso. Es que no se levantaría en una esquina --como por lo general sucedía con los bancos de la época-- sino que sería vecino del majestuoso palacio municipal de la ciudad y, por ende, debía acompañar esa belleza arquitectónica.
El edificio, de dos plantas, fue proyectado --en 1913-- por el arquitecto Luis B. Rocca y levantado por los contratistas Andrés Diotto y Vicente Spinedi. Su fachada se caracteriza por el orden monumental, de pilastras jónicas, que enmarcan paños con ventanas de medio punto y sostienen la balaustrada superior --interrumpida en su frontis central-- para jerarquizar el acceso principal con un importante grupo escultórico. 
Por su emplazamiento, concepción y envergadura arquitectónica el edificio de la sucursal local resultó el más original dentro de la obra del recordado arquitecto.
Para resaltar que, si existe una tipología edilicia de principios de siglo XX que dé cuenta de la importancia económica que iba tomando nuestra ciudad, ésa es la de los edificios destinados a los bancos. 
Y aquella sede del Banco de la Provincia de Buenos Aires, levantada en Alsina 43, dio cuenta exacta de esa realidad.
Lo cierto es que el directorio del Banco de la Provincia de Buenos Aires acordó, el 12 de julio de 1976, cederle el edificio al municipio lo que se concretó en 1982. A partir de esa fecha la institución encontró nueva sede en la esquina de Chiclana y Undiano.

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