En su momento causaron conmoción. Alegres algunos. Patéticos otros. Pero todos con una carga emotiva que nos sensibilizaron. Este que podés escuchar desde el reproductor sucedió el 5 de agosto de 1962 y pasó a la historia como...
EL DÍA QUE MURIÓ MARILYN MONROE
Se cumple un nuevo aniversario del fallecimiento de la inolvidable bomba sexy de Hollywood. Nada menos que 52 años. Fue un mito y, su verdadero nombre, era Norma Jean Baker y había nacido el 1 de junio de 1926.
Fueron sus padres fueron Gladys Baker y Edward Mortenson que abandonó la familia incluso antes de nacer Marilyn.
Cuenta la leyenda que su infancia fue dura y vivió rodeada de miseria y hasta parece verosímil que llegó a sufrir abusos sexuales cuando sólo tenía con ocho años.
Después que su madre fue internada en un psiquiátrico, tras padecer una crisis nerviosa, Marilyn vivió en varios orfanatos.
Tuvo una vida turbulenta que comenzó a cambiar cuando se tiñó el pelo de rubio platino --color que ya nunca abandonaría-- y apareció en almanaques y posters. Poco después fue contratada por el sello cinematográfico Twenty Century Fox una de cuyas cláusulas señalaba que su nombre artístico sería Marilyn Monroe.
Sus personajes siempre fueron la expresión de una rubia linda y tonta desprovista de cualquier matiz de realidad. Y su muerte, claro, conmocionó al mundo y así la recogió Ariel Delgado para el Informativo de Radio Colonia...
Con el tiempo Marilyn cambió el arquetipo de rubia tonta al añadirle unas gotas de inocencia, naturalidad y abierta sexualidad. Tras ocho años de carrera, la propia Marilyn advirtió las limitaciones de sus personajes en la pantalla y decidió dar un giro a su carrera con roles más jugados.
Mientras tanto fue de fracaso en fracaso matrimonial. Esto la llevó a relacionarse con el alcohol y con las drogas con los que evitaba una creciente depresión.
Sin embargo sus demonios personales, y el difícil mundo del "star system", la sobrepasaron. El 5 de agosto de 1962 fue encontrada muerta por una sobredosis de barbitúricos. La de Monroe es una tragedia en la que la propia actriz, el periodismo y la fábrica de sueños de Hollywood se reparten las culpas. Tal vez, quizás, también el presidente John Kennedy de quien, se dijo, fue amante.
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