Muchas de las casas viejas, que aún quedan en la ciudad, muestran la época de esplendor de las primeras décadas del siglo pasado. 
Algunas, incluso, tienen tanto valor que debieran ser consideradas patrimonio cultural. Sin embargo la mayoría de ellas hoy parecen cadáveres agonizando.
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque, la fiebre horizontal de los '60, trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Y vale la pena, entonces, recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…
MACROCENTRO
ART DECÓ… PERO PAMPA
Bien se podría afirmar que, la casona que se levanta en la esquina de Yrigoyen y Mitre, es uno los primeros ejemplos en nuestra ciudad de regionalismo argentino del siglo XX. El regionalismo --que surgió allá por la década del '70-- propone realizar una lectura si se quiere crítica del mundo y de las artes adaptándola a la realidad cotidiana.
En ese contexto es cuando aparece lo que, vulgarmente, podría ser definido como “pampa art decó” (definición que propone el arquitecto bahiense Claudio Ballesi). 
Y esto es así porque, en su ornamentación y decoración, aparecen nítidos detalles muy propios del art decó. 
Pero con el plus de haberle agregado motivos pampas. Por caso sus herrajes recrean las guardas pampas de los ponchos gauchos. Y el trabajo realizado en dichos herrajes se parece mucho más a la tarea fina y delicada que --proponen los orfebres-- que a la más rústica y simple que generan los herreros. 
El balcón, suspendido sobre una pantalla curva de vidrio, le agrega indudablemente cierto dramatismo que logra --de la utilización de este elemento-- la frutilla del postre. 
Por fin, observando con detenimiento la construcción, queda de manifiesto que el proyectista puso toda la carne al asador en la esquina y relegó a un segundo plano las otras dos alas de la esquina. 
Diseñada en 1930, por el ingeniero civil Adalberto Pagano, fue no sólo su vivienda si no también su estudio. Y, por eso, es conocida como “Casa Pagano”.
 

 
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