Muchas de las casas viejas, que aún quedan en la ciudad, muestran la época de esplendor de las primeras décadas del siglo pasado.
Algunas, incluso, tienen tanto valor que debieran ser consideradas patrimonio cultural. Sin embargo la mayoría de ellas hoy parecen cadáveres agonizando.
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque, la fiebre horizontal de los '60, trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Y vale la pena, entonces, recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…
BARRIO PEDRO PICO: MISTERIOSA Y ATRACTIVA
De esta casona, que se levanta en la calle Villarino 214, bien se podría afirmar que es un verdadero galimatías a la hora de suponer cuál fue la idea de quien la proyectó.
Probablemente se la haya diseñado para construir algo en una futura planta superior. Pero si fue así… esto nunca se concretó.
Y lo aseverado puede notarse en su fachada --que luce incompleta-- si tenemos en cuenta esas dos grandes ménsulas (pintadas de blanco en la actualidad) incorporadas en su frente. Ménsulas que advierten sobre la posibilidad de soportar una construcción futura en su planta alta.
También es posible observar sus decoraciones de tipo geométrico propias de un particular Art Decó. Esta ruptura con las líneas más clásicas o tradicionales que observamos en la planta baja --propias de los años ‘20--, nos indica que la construcción fue contemporánea a la década que va de 1920 a 1930.
La pintura de su frente --a todas luces contemporánea-- la hace atractiva a la vista y atenúa el misterio de lo que quiso ser…
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