Muchas de las casas viejas, que aún quedan en la ciudad, muestran la época de esplendor de las primeras décadas del siglo pasado.
Algunas, incluso, tienen tanto valor que debieran ser consideradas patrimonio cultural. Sin embargo la mayoría de ellas hoy parecen cadáveres agonizando.
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque, la fiebre horizontal de los '60, trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Y vale la pena, entonces, recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…
MICROCENTRO:
LÍNEAS ITALIANIZANTES A PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX
La casa que hoy nos ocupa, y que se levanta en calle Mitre 178, nos muestra cómo fueron variando los requerimientos estéticos entre los principios del siglo XX y estos tiempos contemporáneos.
Por caso el portón del garaje que aparece como “petiso” en relación a la atura de su puerta principal. Pero, en realidad, es la puerta la exagerada según la visión arquitectónica actual. Por eso habrá que hacer un esfuerzo extra para imaginar la policromía original de esta casona, que hoy luce pintada, pero que supo ofrecer unos bellos y armoniosos detalles en ladrillo visto.
Llama también la atención la aparente falta de proporcionalidad entre el coronamiento superior de la cornisa con la separación que muestra entre sus ventanas. Es que no hay una clara coherencia --o interrelación-- entre ambas partes, si bien esa circunstancia se encuentra armoniosamente disimulada.
Esta casa, no tal vez por las dimensiones de su lote, pero sí por su distribución interior, responde a la que ofrecían las denominadas “casas chorizo”.
Y de su estilo podríamos decir que se encuadra dentro de las típicas líneas italianizantes habiéndose levantado entre 1900 y 1915.
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