miércoles, 19 de octubre de 2016

LADRILLOS VIEJOS

Muchas de las casas viejas, que aún quedan en la ciudad, muestran la época de esplendor de las primeras décadas del siglo pasado. 
Algunas, incluso, tienen tanto valor que debieran ser consideradas patrimonio cultural. Sin embargo la mayoría de ellas hoy parecen cadáveres agonizando.
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque, la fiebre horizontal de los '60, trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Y vale la pena, entonces, recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…

MICROCENTRO: AIRES SEVILLANOS
Incorporado al Patrimonio Arquitectónico de nuestra ciudad, el edificio ya celebró sus jóvenes 87 años de vida y la referencia es a la Farmacia Española, ubicada en la esquina de San Martín y Las Heras
La casona se compone de planta baja y dos pisos, cada uno con características propias. El ingreso está definido por tres arcos de medio punto sostenidos por dos columnas torneadas, propias del barroco. 


El primer piso dispone de ventanales con dinteles rectos, flanqueados por pilastras y con la típica rejería española. El último piso tiene aires renacentistas, con sus dinteles curvos y unas columnas con capiteles jónicos, adosadas a la pared. 
En este nivel se ubica un reloj de sol que aún sigue marcando --cuando los edificios vecinos lo permiten-- la hora ajustada a aquella época. El remate original, ya perdido, estaba formado por un conjunto irregular de jarrones y ornamentos.
Una mención aparte merece el interior del negocio que recreaba, en su distribución original, el aire de los típicos patios sevillanos con su colorida cerámica, los murales religiosos e, incluso, con una ya desaparecida fuente.

Cuenta la historia…
Fundada en 1896, la farmacia fue adquirida por Primitivo Ferrández 10 años más tarde, cuando todavía funcionaba en calle San Martín al 200. Y fue Ferrández quien hizo construir el nuevo edificio para establecerse allí el 11 de abril de 1929.
El diseño pertenece al arquitecto Enrique Cabré Moré y, de acuerdo a publicaciones de la época, se corresponde a un "estilo Castellano"
En 1929 se mencionaba que Cabré fue a quien se le ocurrió "introducir en las construcciones de nuestra ciudad la reja española", por lo cual muchas fachadas comenzaron a tener "ese atributo colonial" que constituía "una nota pintoresca en el conjunto severo de los edificios que adornan nuestras calles", indicaban las crónicas de la época.
En ocasión de su inauguración, el diario “La Nueva Provincia” mencionó la satisfacción de Primitivo Ferrández, que construyó el edificio evocando "las visiones alegres de los frentes, los balcones y los patios de Sevilla".

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