LA MASACRE DE EZEIZA
Se conoce con este nombre el enfrentamiento entre organizaciones armadas irregulares peronistas que tuvo lugar el 20 de junio de 1973.
Fue en ocasión del regreso definitivo del general Juan Domingo Perón a nuestro país, luego de casi 18 años de exilio.
Definitivamente, el “Perón Vuelve”, que tantas vidas había costado, se materializaba pero a costa de más muertos.
Todo comenzó el 25 de mayo de 1973 cuando asumió la presidencia del país el médico odontólogo Héctor J. Cámpora. El “Tío”, como cariñosamente le decían, había ganado las elecciones de aquel año como candidato del Frente Justicialista de Liberación (FREJULI).
Fueron los primeros comicios sin proscripciones desde 1955.
Un mes más tarde, el 20 de junio de ese año, Perón volvía al país.
En los bosques de Ezeiza se había preparado un palco y alrededor de 2 millones de personas aguardaban la llegada del líder.
El lugar estaba custodiado por el coronel retirado, Jorge Manuel Osinde, que tenía la consigna de impedir el acercamiento de la tan temida izquierda peronista.
Cuando las columnas de las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) y Montoneros intentaron ingresar al predio, fueron sorpresivamente atacadas desde el palco --a tiros-- por los hombres de Osinde.
Crónicas de la época indican que los muertos fueron 13 y 365 heridos.
Años más tarde se sabría que, a las fuerzas que custodiarían al general en Ezeiza, se habían sumado el aparato sindical pero --también-- el político del “peronismo de Perón”, y que habían armado una verdadera y sangrienta emboscada.
Es que, en el palco, existía un verdadero arsenal de armas.
Y cuando llegaron a las cercanías del palco las columnas de la denominada izquierda, fueron literalmente acribilladas.
El hecho demostró, con el tiempo, que ese tremendo enfrentamiento distorsionó el equilibrio interno de fuerzas dentro del peronismo.
Y habrá que decir que, ese día, los Montoneros pecaron por ingenuos.
Pensaron que, con esa movilización de cientos de miles de jóvenes alcanzaba. Pero, la derecha, los estaba aguardando armada “hasta los dientes”. Y los balazos llevaron un impiadoso destino de muerte.
Al día siguiente Perón condenó a los Montoneros, a las FAR y a la Juventud Peronista como los autores de ese enfrentamiento.
Es cierto que algunos jóvenes de la izquierda llegaron armados. Pero no con la cantidad de pistolas, fusiles y ametralladoras que había acumulado la derecha.
Hubo corridas, desbande, ayuda precaria para los que habían sido heridos que fueron retirados en ambulancias que se habían previsto.
No hubo acto ni triunfalismo. Sólo sangre y gritos de venganza. El gentío se desmovilizó. Triste y con rabia.
Una pregunta que hoy, pasado los años, no tiene respuesta, es ¿qué querían mostrarle a Perón?
Para algunos el mensaje a Perón, era: “Vea, General, el proceso va por acá. No por la vieja burocracia sindical. El proceso político argentino es éste que lo ha traído a usted de retorno al país y que tiene estas banderas”.
Las banderas, de 50 metros de largo, decían “Montoneros”. Querían dejar constancia que había aparecido una nueva dirección transformadora marcado por las nuevas generaciones. Por eso movilizaron a miles de jóvenes de la Capital Federal, del conurbano y hasta del interior del país.
Y es probable que, esta masiva presencia de la izquierda combativa del “Perón Vuelve”, haya sorprendido a los organizadores del acto. Un acto que se les escapó de las manos.
Y la historia dirá que, el mayor conglomerado de la historia política argentina, terminó en tragedia.
Ahí, los “montos” se dieron cuenta que Perón había abandonado el discurso del Socialismo Nacional.
Se dieron cuenta, definitivamente, que se había iniciado una nueva era en el peronismo y que, el rumbo, había cambiado.
Y la denominada “Masacre de Ezeiza” fue el preanuncio de lo que sucedería poco después con la aparición de la Alianza Anticomunista Argentina (la Triple A), organizada por José López Rega a pedido del General Perón.
El objetivo era poner fin a los actos de terrorismo perpetrados por la izquierda peronista.
Y, así, comenzó una guerra. Una guerra despiadada. Una guerra entre peronistas.
Curiosamente, y 6 años antes, el periodista Rodolfo Walsh había publicado un libro al que tituló "Operación Masacre". Y lo que había pretendido ser tan sólo un relato novelesco se transformó --el 20 de junio de 1973-- en una dolorosa realidad a la que, los bosques de Ezeiza, le pusieron su trágica escenografía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario