jueves, 2 de enero de 2014

EDITORIAL

EL CHANTA ARGENTINO

Es muy posible que el reconocido escritor británico de principios del siglo pasado, Gilbert Chesterton, se inspirara en ese clásico arquetipo de nuestro país para elaborar una de sus más elaboradas teorías.
Chesterton escribió que, cuando un hecho inesperado y desagradable ocurre por primera vez, muy posiblemente se deba a la casualidad. Si el mismo hecho sucede una segunda vez, supone el escritor que habrá que atribuirlo a la coincidencia. Claro que, de volver a repetirse y por tercera vez, dice Chesterton que estaremos frente a una regla establecida que desconocíamos.
 
Y el arquetipo argentino, que todos tenemos detectado, no es ni más ni menos que el chanta cuyas principales características son la irresponsabilidad, la impuntualidad, la inimputabilidad, creérsela y estar de vuelta en todo.

Gilbert Chesterton
Por eso y aunque no se patenten, como los autos, bien ganada tienen la chapa de chanta. El chanta, se sabe, es licenciado de cualquier tema por el que transite una charla de café; no hay experiencia que no lo haya tenido a él como principal protagonista; no llevará a buen puerto nada de lo que se le encomiende; y, además, indefectiblemente llegará tarde a todos lados.
Por eso el chanta se maneja --como nadie-- con un decálogo de excusas. Algunas muy elaboradas y otras que no se las creería ni la abuelita que tanto lo quiere. Porque el chanta, digámoslo, es simpático, querible y hasta se le perdonará todo lo que haga o diga. Claro que tres de los principales rasgos característicos del chanta --su irresponsabilidad, la inimputablidad y la impuntualidad-- lo perderán dándonos la oportunidad de identificarlo y de estar prevenidos.

Porque la primera vez que nos sorprenda lo atribuiremos a la casualidad; la segunda --bien pensados como somos-- supondremos una coincidencia. Claro que, la tercera vez que nos vacune, ya no nos quedará duda alguna y habremos descubierto al chanta del que Chesterton nos alertó con aquella famosa teoría.
Y quedarán --para certificar la teoría "chestertoniana"-- frases inolvidables que marcaron y que marcarán a fuego nuestra disparatada historia política: "el que depositó dólares... retirará dólares", "no hay inflación... si no un corrimiento de los precios", o "no tenemos luz... porque estamos creciendo".
Gracias don Chesterton.

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