NACIONAL, PROGRESISTA Y POPULAR… TU ABUELA
En los ’30, y en los Estados Unidos, supo ser un ritmo muy popular, cadencioso, sensual, generalmente interpretado por artistas de color y que perduró por muchos años en las preferencias de la sociedad.
Aquí, y vaya a saber por qué, alguien bautizó como “blue” al que, en otros tiempos, se conoció como “dólar negro”.
Lo cierto es que una ley nunca sancionada en nuestro país --pero que se cumple indefectiblemente como la de la gravedad, de Newton-- señala que, cada vez que los gobiernos de turno descuidaron a nuestro vapuleado peso, la gente buscó refugiarse en el dólar.
Aquí, y vaya a saber por qué, alguien bautizó como “blue” al que, en otros tiempos, se conoció como “dólar negro”.
Lo cierto es que una ley nunca sancionada en nuestro país --pero que se cumple indefectiblemente como la de la gravedad, de Newton-- señala que, cada vez que los gobiernos de turno descuidaron a nuestro vapuleado peso, la gente buscó refugiarse en el dólar.
No es de extrañar, entonces, la manía dolarizadora que aterrizó nuevamente en el país a fines del año pasado.
Y el renovado protagonismo del billete verde es, claramente, un síntoma de la pérdida de confianza en el futuro inmediato de nuestra economía.
Y el renovado protagonismo del billete verde es, claramente, un síntoma de la pérdida de confianza en el futuro inmediato de nuestra economía.
Al punto que, ciudadanos que nunca han prestado atención a la evolución del precio internacional de la soja, saben que el panorama se ha oscurecido.
Y aquel clima de optimismo que hizo posible la victoria arrolladora de Cristina en las elecciones del 2011 (con el 54 %) hoy --a poco más de dos años-- se tiñe con un ánimo fatalista. Es que, día tras día, la inflación carcome los ingresos de millones de familias.
La desaceleración de la economía --que no puede ser ocultada por las arengas matutinas del “Coqui” Capitanich-- es grave. Definitivamente grave.
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Cristina y Hugo |
Claro que como siempre, y para ocultar sus propios errores, el gobierno echará mano a los malos de la película: la oligarquía, los bancos, el campo, los grandes empresarios, los medios concentrados y “la mar en coche”.
Pero ya no alcanza. Se acabó el verso y el relato.
Pero ya no alcanza. Se acabó el verso y el relato.
Una gran mayoría de los ciudadanos se dio cuenta que, lo del país “nacional, progresista y popular”, no es más que un slogan. Y con los slogan no se come, no se cura, no se educa. Así de clarito.
En mayo del 2003, con el país saliendo del infierno, la mayoría de los actos del gobierno parecieron novedosos y revolucionarios. Y ayudó, es cierto, la economía internacional generando un viento de cola favorable y un ingreso de divisas como nunca se vio.
En mayo del 2003, con el país saliendo del infierno, la mayoría de los actos del gobierno parecieron novedosos y revolucionarios. Y ayudó, es cierto, la economía internacional generando un viento de cola favorable y un ingreso de divisas como nunca se vio.
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María Julia Alsogaray |
Pero, al kirchnerismo, se le pasó por alto un pequeño detalle: quien gobierna debe saber administrar y no andar perdiendo el tiempo inventando enemigos ficticios y denostando al que no piensa igual.
Por eso ahora, que las “vacas flacas” aparecen en el horizonte, los K no saben para dónde ir.
Por eso ahora, que las “vacas flacas” aparecen en el horizonte, los K no saben para dónde ir.
La brújula no les funciona y sus mejores esfuerzos --hoy por hoy-- apuntan a cubrir la retirada a como dé lugar. Porque nadie quiere ingresar al cadalso de la justicia como María Julia Alsogaray.
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