miércoles, 19 de marzo de 2014

EDITORIAL

DÓLAR, INFLACIÓN, PARITARIAS… Y EL GRAN BONETE

Para los especialistas políticos no pasa inadvertido que, el gobierno de Cristina, ha comenzado a desplazarse a “media máquina”. Y el presunto cambio de rumbo --que supuso entronizar al “Coqui” Capitanich como jefe de Gabinete-- se derritió en apenas pocos meses como un helado de chocolate al sol.
Es que el hombre --en sus diarias conferencias matutinas-- pareciera que, o sólo habla para la presidenta; o sólo se limita a repetir el libreto que CFK le escribe.
Y, por si algo faltaba, Axel Kicillof aparece como un ministro de Economía ignorante de los caminos para enfrentar la inflación y que --chocolate por la noticia-- no ha tenido otra alternativa que blanquear.

Lo cierto es que, más asustado que convencido, el Axel tuvo que aceptar las recetas ortodoxas del titular del Banco Central --Juan Carlos Fábrega-- para tratar de intentar una tregua a la desbocada alza del dólar que se había insinuado a fines del año pasado.
Ahora, lo que nadie esperaba, es que fuera la propia presidenta la que descorriera el velo de un relato que ya comienza a hacer agua. 
Fue a mediados de febrero --durante una cadena nacional-- recurriendo a su libreto preferido: intentar explicar una realidad económica que ya no se sostiene. Y culpar por las desventuras económicas a los empresarios, a los banqueros, a la justicia y a los medios de comunicación concentrados. Es decir a “la opo”. Y si no “vacunó” al sindicalismo fue seguramente por la proximidad de las temidas paritarias.

Curioso: durante esa alocución emparentó su presente con las dificultades que atravesó Raúl Alfonsín durante los últimos tramos de su mandato.
Y, obviamente, no faltó una cita a su “fantasma preferido”: los aires destituyentes que sólo le soplan a ella y a su gobierno.
Pero --albricias-- admitió que, la política de comunicación de su gobierno, “había sido un fracaso”
Caray… esto no lo esperábamos. Claro que no fue original porque todos los gobiernos derrotados --Alfonsín en los ’80 y Carlos Ménem en los ’90-- recurrieron a esa misma excusa. Aunque ambos zafaron, por suerte, de tener un vicepresidente que, durante las sesiones del Senado, jugara al "Sudoku".
Queda claro que, ninguno de los dos ex mandatarios, se animó a un disparate como el que descerrajó Cristina durante esa cadena nacional. Fue al señalar que, su gobierno, esperaba que, un fallo judicial, obligue a los medios periodísticos a publicitar los actos de gobierno. Que tul.
 

Y habrá que recordar que, esa matriz, fue una meta que consiguieron sólo regímenes autoritarios como el de Stalin, Adolfo Hitler, Fidel Castro o Benito Mussolini. Y no cito a Hugo Chávez porque, al lado de ésos, el venezolano apenas si fue “un nene de teta”.
Todos conocemos el cuento del Gran Bonete: “Yo señor, no señor. Pues entonces, ¿quién lo tiene?”
Salvo para los despistados… queda claro que, el juego, se basa en eludir la responsabilidad.
Y, en definitiva, la tesis de la presidenta tiene mucho de “gran bonete”: porque, durante todos estos años, se la ha pasado eludiendo la responsabilidad de gobernar. De gobernar… como la gente…

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