miércoles, 16 de abril de 2014

EDITORIAL

LA SUCESIÓN COMENZÓ... PERO CON DUDAS...

Dicen los viejos maestros del periodismo que, las lecturas sobre caliente, suelen ser peligrosas y llevarnos a cometer errores. Por eso --en función de lo que ocurre por estos tiempos, y a poco más de cinco meses de haber dejado atrás las legislativas del 2013-- creo que ya es tiempo de poner la lupa.
Primer dato objetivo de la realidad: en las elecciones de octubre pasado, más del 65 % del electorado votó a un peronista. Este dato contundente deja en claro que, al resto de la oposición --es decir a los no peronistas--, no les da el “piné” para anotarse en la carrera presidencial del 2015. Harán “cháchara” y “nubes de Úbeda”, pero nada más. 

Esto nos lleva, de cara al futuro, a poner la mirada en el “planeta peronista”
Y la primera conclusión es que, aunque el electorado la sacudió a Cristina en las urnas, el PJ sigue manteniendo un caudal de votos para nada despreciable. 
Más allá que, ese otro peronismo, pueda ser considerado "light" o una versión "edulcorada" de lo que es su matriz genética de la que no puede renegar.
Así Sergio Massa apareció como uno de los ganadores de cara al 2015. Danielito Scioli, en cambio, sabe que para aspirar a la banda presidencial deberá alejarse de la presidenta. 
Y la gran pregunta, que por ahora no tiene respuesta, es "¿cuándo?”. La conoce mucho a CFK y sabe que es capaz de chocar el auto si fuera necesario.
En cambio la teoría massista, para la salida de Cristina, sigue siendo --cuanto menos-- ingenua.  

Creen que seguirá influyendo un tiempo en su “tropa”; que ganará alguna senaduría con el objetivo de evadir tribunales y que --al mejor estilo de Carlos Ménem-- se irá “pasteurizando” tras una sucesión de paseos por los pasillos judiciales.
Pero ambos (Scioli y Massa) son conscientes que el kirchnerismo no se “evaporará” así como así. 
Simplemente porque no es posible borrar de un plumazo esa mística --entre ideológica, emocional y populista-- que desandaron los K durante una docena de años.
Y a todo esto, ¿cómo se imaginará Cristina su futuro? 
Es la pregunta del millón. Ya sabe que deberá hacer las valijas y dejar, no sólo la Rosada, si no también la residencia de Olivos. 
Pero no sería descabellado suponer que, su sueño, sea convertirse en una versión "sui generis" del general Perón que, desde España, manejó los destinos del país por décadas.

Para finalizar: habrá que tener en cuenta --repasando la historia-- que no es tan fácil echar a personajes que saben lo que les espera y que dedicaron buena parte de su gobierno en imaginar cómo complicarle la vida a quienes resulten sus continuadores en el poder. 
En definitiva: nada hace suponer que Cristina Elizabeth Fernández viuda de Kirchner se someta con mansedumbre a un destino que conoce porque es experta en hacerle "tragar" sapos a los demás. Incluso a quienes la ayudaron para que, junto a Néstor, llegara al poder. Si lo sabrá Eduardo Duhalde.

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