miércoles, 28 de mayo de 2014

EDITORIAL

70 AÑOS DE REJUNTE

El flamante presidente del PJ nacional, Eduardo Fellner, debutó definiendo a la oposición como “un rejunte de voluntades”.
Lo peor es que, el calificativo, proviene nada menos que de los “peronchos” quienes, desde el año 1945, se vienen rejuntando, maquillándose y pasando por las facetas de estatistas a privatistas y de revolucionarios a pacifistas.
Sin dejar de lado que, también, han hecho parada en las “estaciones” del nacionalismo, del socialismo, del tercermundismo, del gremialismo y del progresismo. Lo que se dice “una verdadera ensalada rusa” difícil de entender.

Eduardo Fellner
Y, a esta altura, le harían un favor al país si terminaran con este “carnaval” que ya lleva más de 70 años. 
Sería bueno que se sacaran las caretas, que asumieran una mínima ética y que tuvieran el coraje suficiente de reconocer que, el peronismo, hace rato que dejó de ser un partido político. Y ya ni siquiera es un movimiento.
Ciertamente, se han transformado en una maquiavélica maquinaria de acumular y mantener dinero, poder y de producir corrupción.
Y habrá que decir que la sociedad ha visto, durante estos 70 años, subirse y bajarse del carro del peronismo a políticos de distinto pelaje, a militares, a pobres, a ricos, de izquierda, de centro y hasta de derecha. 
Porque ellos no “le hacen asco a nada” y le dan la bienvenida a todos. De resultas de esta mezcolanza obreros y empresarios son peronistas; piqueteros, carapintadas, montoneros y represores también se ponen esa “camiseta”.

La biblia y el calefón
Pero hay más. Porque también en “el movimiento” se juntan chorros, policías, verticalistas y transversalistas. Y no faltan, claro, los ortodoxos y los heterodoxos. 
“En un mismo lodo todos revolcados”, dice el tango. Y, por eso, no es de extrañar que aquéllos que fueron peronistas hoy sean anti y otros que fueron anti hoy sean peronistas.
Cuánta razón tenía Perón: “la única verdad es la realidad”. Y la realidad, hoy, es esta parodia de “pericón nacional” que nos hacen bailar los “peronchos”. Si se quiere una mezcla de “biblia y calefón” al mismo tiempo.
Es por eso, entonces, que la tarea a futuro sea la de resignificar y definir al peronismo. Aunque este sayo también le cabe a la oposición. Porque todos los políticos (sin importar la extracción) deberían estar por encima de los minúsculos intereses personales. Porque el país está por encima de todo.
Pero hasta que no pensemos en un país serio… el peronismo, como siempre, hará su juego como en el “don Pirulero”. Y la oposición, de no “ponerse los largos”, seguirá sin norte, deslucida, “pasteurizada” y sirviéndole de espejo al señor Fellner para que los tilde de “rejunte”. Obviamente el señor Fellner ve la paja en el ojo ajeno desconociendo la viga en el propio.

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