miércoles, 23 de julio de 2014

EDITORIAL

¿QUÉ TE PASA CRISTINA... ESTÁS NERVIOSA?

Tras las elecciones de octubre del 2011 bien se podría decir que tocó el cielo con las manos convirtiéndose, sin discusión alguna, en la dirigente política más poderosa del país... al menos desde que se reinstauró la democracia en 1983. 
Y esa noche, Cristina entró en la historia porque fue la primera mujer reelecta y, encima, con el respaldo de más de 12 millones de votos. 
Esto, claro, le permitió tener mayorías parlamentarias, el respaldo de casi todos los gobernadores y un poder pocas veces visto en la democracia que le permitió, como si fuera poco, “colonizar” a buena parte de la justicia a la que obligó a usar “la camiseta partidaria”.

Pero hay más: dejó muy atrás a una oposición confundida y, para peor, fragmentada. 
Todo esto le permitió también entronizar el apellido Kirchner como “la marca registrada” de un proyecto político que, en el 2015, habrá completado tres períodos consecutivos de gobierno. 
Algo que nadie logró... 
Porque ni Perón, ni Ménem pudieron gobernar 12 años consecutivos como lo hará Cristina.
Pasaron casi 3 años de aquel triunfo rotundo y contundente. Sin embargo hoy la pregunta que no pocos se formulan es: ¿qué hizo Cristina con semejante capital político?
¿Lo dilapidó? ¿No lo supo administrar? ¿Tendrá el proyecto “nacional, progresista y popular” su certificado de defunción en el 2015?... Son preguntas a las que no es sencillo encontrarles respuesta. Al menos por ahora. 

Y es que, en política, nunca hay que dar algo por terminado. Es verdad que la foto actual es muy fea y hasta preocupante para el oficialismo. 
Yo diría que peor que aquélla que mostraba el gobierno de Cristina enfrentada con el campo.
Y basta un sólo dato que lo corrobora: para las consultoras confiables, de aquel 54 % hoy apenas le queda un 25 y con pronóstico cierto de continuar “cuesta abajo en la rodada”.
¿Qué pasó? ¿Cuáles fueron las equivocaciones del gobierno que lo alejaron de la opinión pública y, sobre todo, de las clases medias urbanas?...
Y tal vez una clave la encontremos en la economía. Porque ahí la erraron feo. No hay inversión, no hay crecimiento y sobra inflación.
A eso habrá que sumar los cepos, las regulaciones más insólitas y las más disparatadas trampas que el gobierno plantó en casi todas las actividades económicas.

Además, claro, el tufillo a corrupción que emana permanentemente del gobierno K.
Y no podemos dejar afuera de estos “errores no forzados” la agresividad y la intolerancia para atacar al que piensa distinto… y la vocación por eternizarse en el poder, algo que es típico de los gobiernos peronistas.
Para colmo, y sobrevolando el firmamento cristinista, aparecieron los “malditos fondos buitres” con el juez neoyorkino Thomas Griesa a la cabeza.
Ah… y además Amado Boudou --su vicepresidente al que ella eligió solita y sin ayuda de nadie-- está procesado y embargado. 

Aunque tengo para mí que, lo más grave del gobierno de Cristina, ha sido la mentira. Porque el engaño permanente termina por enojar a quienes se sienten tratados como tontos.
Y así, aquel viejo dicho popular, vuelve a tener vigencia porque “en boca del mentiroso… hasta lo cierto se hace dudoso”. Y hoy se duda de todo lo que dice el gobierno. Porque fue tan enorme y mentiroso el relato épico que, hasta las metidas de pata más groseras, fueron tramposamente maquilladas para presentarlas como epopeyas emancipadoras.
Y Cristina, además, cometió el peor de los pecados: creer que lo que no se nombra no existe. Por eso jamás mencionó la tragedia de Once, ni habla de la inflación, ni menciona la inseguridad o la droga... y “convenientemente” olvida que tiene un vice impresentable.
Y no se puede dejar de lado su soberbia insoportable.
Es cierto que, en el 2003, los K recibieron una herencia pesada y que muchas cosas cambiaron para bien desde entonces. Pero también lo es que, quienes la sucedan en el 2015, recibirán un país mucho más “deteriorado” del que ella “heredó” en el 2007.
Debiera saber Cristina que, quien ignora una parte de la realidad, termina ignorándola toda. Y eso genera bronca... mucha bronca…

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