miércoles, 26 de junio de 2013

LADRILLOS VIEJOS

Muchas de las casas viejas que aún quedan en la ciudad muestran la época de esplendor de las primeras décadas del siglo pasado. Algunas, incluso, tienen tanto valor que debieran ser consideradas patrimonio cultural. Sin embargo la mayoría de ellas hoy parecen cadáveres agonizando.
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque la fiebre horizontal de los '60 trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Lo cierto es que, para quienes disfrutamos de ellas, independientemente de su estado, vale la pena recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…


MICROCENTRO: CATALUÑA ATERRIZÓ EN BAHÍA

La denominada Casa Catalana --en Rondeau 51, casi Vicente López-- es uno de los bienes más destacados del patrimonio arquitectónico de  la ciudad. Su propietario original fue el Sr. Croft (de quien no tenemos más data) y fue construida en 1921 por Pedro Cabré Salvat, un catalán nacido en Reus (ciudad hermana de la nuestra), que se inspiró en el Palau de la Música Catalana, maravillosa obra del modernismo catalán diseñada por el arquitecto Lluís Doménech i Montaner en 1908.
Esa maravilla arquitectónica se encuentra en Barcelona y fue declarada Patrimonio de la Humanidad, por la UNESCO, en 1987.
Volviendo a lo nuestro: el detalle más destacado la Casa Catalana es la resolución de sus columnas, revestidas por coloridos cerámicos, una técnica desarrollada por los modernistas catalanes para dar color a este particular estilo, considerado el primer movimiento de vanguardia del siglo XX.
Como bien patrimonial que es, la Casa Catalana no debiera --únicamente-- preocupar en sí misma respecto a su cuidado, mantenimiento, divulgación y hasta llegar a generar la posibilidad de ser visitada. Porque también resulta vital atender su entorno, evitando intervenciones cercanas (como por caso el del quiosco que, cada tanto, cambia su fachada de color) y que puedan afectar su estética y presencia en la cuadra.
Es que el cuidado de los bienes de valor arquitectónico exige una cultura de respeto y cuidado. Que pareciera que por acá no existe, brilla por su ausencia, y nadie se preocupa de los tesoros arquitectónicos de la ciudad. Que no son tantos.
Y no habrá que olvidar que son construcciones únicas, irrepetibles, incunables y, por eso, merecen todo nuestro respeto y admiración. A ver si las autoridades toman nota de esto.

Cuenta la historia…


Imagen de 1922
Esta particular y notable casa había sido proyectada --en un principio-- para albergar una sola planta. Y se cuenta que, el cambio de planes, ocurrió cuando la esposa del Sr. Croft viajó desde la Capital Federal a Bahía Blanca. Lo cierto es que no le gustó nuestra ciudad y retornó a la Reina del Plata. Según cuentan las crónicas de la época, el pobre hombre --con tal de hacerla volver-- trató de hacerle un "nidito" más acorde al refinado gusto de su paqueta señora. Así fue como se le ocurrió reunir distintos simbolismos como flores, balcones curvos y todo lo que la estética puso a su alcance. Plata no faltaba… y eso ayuda.
Finalmente, y ya terminada la casona, el Sr. Croft hizo bajar nuevamente a su esposa a la ciudad. Estaba esperanzado porque la casa había quedado divina. Sin embargo la mujer llegó, la vió y se volvió a Buenos Aires. Lo cierto es que, gracias a esta novela de final poco feliz, a los bahienses nos quedó esta maravilla que forma parte de nuestro patrimonio local. Eso, claro… hasta que la tiren abajo…

Nota: mucho agradezco, en esta sección, la colaboración del arquitecto José María Zingoni.
Celular: (0291) 154 436 906 – Mail: josemzingoni@yahoo.com.ar
Web: www.josezingoni.com.ar

6 comentarios:

  1. Muy interesante, gracias por preservar esta memoria. Este link me ha sido transmitido por una nieta de Joseph Oliver Croft, nascido en Trieste en 23.12.1868 y casado en Balcarce con Adolfina Vlieghe en 1902 que, a parte ser uno de los socios de la empresa de agropecuaria "La Union", fue viceconsul del Imperio autrohungaro en Bahia Blanca. Ellos tuvieron una unica hija, Adolfina Emilia Teresa (el segundo es el nombre de la abuela, Emily Boswell) en1906 en Bahia Blanca que se casara' con Francisco Salamone, un conocido arquitecto y ingeniero del siglo XX de origen italiana. Flavio Caduff

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    1. Flavio: gracias por visitar el blog e ilustrativo tu comentario. Abrazo.

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  2. Me habia olvidado de comentar que Joseph Oliver Croft era conocido en su entorno y en los negocios con el nombre de José. Flavio Caduff

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  3. Es impactante la Casa Catalana. Si en algún momento se quisiera tirar abajo, por favor que nadie se quede dando las espaldas!!

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  4. Quisiera corregir algunos datos sobre este articulo que no son correctos: La casa de mi bisabuelo fue construida en principio de siglo 1900/01 y el Ing. Pedro Cabre fue contratado en 1921 para construir el segundo piso de la casa. Adolfina nació en Bahia Blanca y vivio alli muchismos años. Sus padres tambien vivieron alli. Jose y Adolfina viajaban por negocios y placer juntos a Buenos Aires, el sur y norte del pais y Europa. La historia que relata sobre Adolfina sobre "el nidito" y que Jose queria hacerla volver es un producto de la imaginacion. Una historia que no describe verazmente la persona de Adolfina.

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