LOS SONIDOS DE LA HISTORIA
En su momento causaron conmoción. Alegres algunos. Patéticos otros. Pero todos con una carga emotiva que nos sensibilizaron. Este que podés escuchar desde el reproductor sucedió el 7 de junio de 1959 y pasó a la historia como...
HAY QUE PASAR EL INVIERNO
Bien se podría afirmar que fue un momento histórico en la política de nuestro país. Corría el 7 de junio de 1959. Anochecía en Argentina y fue cuando la frase "Hay que pasar el invierno" aterrizó en todos los hogares pronunciada --esa noche y en la cadena nacional de radio y televisión-- por el flamante ministro de Economía del presidente Arturo Frondizi. Un país que comenzaba a "desayunarse" en esto del desarrollismo y hasta sorprederse por los consejos mediáticos del singular ministro. Por caso "de comer más pescado".
Por estos días se están cumpliendo 54 años de aquella noche. Y pocos son los que saben cómo fue que Frondizi le ofreció el ministerio de Economía a don Alvaro Alsogaray. Al respecto, éste recordó que “lo que menos pensaba era que me iba a ofrecer ese cargo porque yo había sido su principal opositor intelectual. Y lo pensé bastante antes de aceptar. Pero, bueno, ya que ofrecía la oportunidad no se podía decir que no. Y yo siempre he sido partidario de informar a la opinión pública sobre los planes y la manera de ver las cosas". Y continuó explicando: "Ese mismo día, o al siguiente, yo tenía que ir a la televisión para explicar por qué era ministro de Economía. Y, en el viaje al canal, se me ocurrió la frase: "Hay que pasar el invierno". Un momento que podés revivir desde nuestro reproductor de audio...
La lógica de don Alvaro fue básica y, hasta si se quiere, de manual. Al respecto señaló que, "en vez de pedir sacrificios y ajustes, la idea era que había que pasar un tiempo para salir adelante. Quise decir: "Denme un poco de tiempo y así salimos del problema".
Lo cierto es que, poco tiempo después de aquella frase que quedó en la historia, Arturo Frondizi fue a parar al presidio de la isla de Martín García y don Álvaro… a su casa…
Lo cierto es que, poco tiempo después de aquella frase que quedó en la historia, Arturo Frondizi fue a parar al presidio de la isla de Martín García y don Álvaro… a su casa…

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