GUILLERMO RAWSON
Médico célebre fue una de las figuras de mayor prestigio en la historia de nuestro país.
En su homenaje, y por disposición de la ordenanza municipal del 17 de diciembre de 1937, su nombre le fue impuesto a la calle que nace a la altura del 1.600 de Hipólito Yrigoyen.
Nació en San Juan, el 25 de junio de 1821, y el padre (de nombre Amán) se convirtió en su primer maestro inculcándole el amor por las ciencias naturales.
Egresado del colegio San Ignacio -dirigido por los padres jesuitas en la Capital Federal- continuó sus estudios y, con notas sobresalientes, en 1844 se doctoró en medicina.
En 1849 fue electo diputado provincial en San Juan y lo cierto es que la política, la medicina y las ciencias naturales fueron pasiones que abrazó con el mismo entusiasmo.
Tras la batalla de Pavón se radicó en la Capital Federal pero, en 1861, fue electo nuevamente. Esta vez senador de la legislatura sanjuanina.
Al llegar el general Mitre, a la presidencia de la Nación, lo nombró ministro de Interior, cartera que desempeño con ideas de avanzada. Así expandió las comunicaciones telegráficas, el tendido de nuevas líneas ferroviarias, la ocupación de la patagonia e introdujo en nuestro país el sistema métrico decimal.
Finalmente decir que, tanto en la cátedra universitaria como en la tribuna parlamentaria, Rawson fue un exponente mesurado, profundo y elocuente al punto de ser conocido como “el príncipe de los oradores argentinos”.
Tras soportar una cruel enfermedad dejó de existir en París el 2 de febrero de 1890.
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