PERDÓNALOS SARMIENTO… NO SABEN LO QUE HACEN
La reforma educativa en territorio bonaerense, de cara al 2015, levantó polvareda. Que es lo que ocurre, indefectiblemente, cuando algo roza el disparate.
Es que la medida --que desterrará la repetición en la escuela primaria-- apunta a llenar de gente ignorante el futuro de nuestro país.
Así de clarito. Porque, en la vida, nada se logra sin sacrificio. Salvo en los gobiernos de corte populista que, con un mentiroso “facilismo”, alejan a la gente del orgullo de haber alcanzado una meta. Aunque sea con el sudor de la frente.
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¿Educación bonaerense? |
Que los chicos repitan de grado es un hecho directamente relacionado al compromiso de ellos mismos para con la escuela; el de los padres que poco hacen para que eso no ocurra; y de aquellos maestros que no ponen el divino don de la docencia al servicio de un sistema
La medida carece de fundamentos lógicos y es una enorme mentira aseverar que permite la inclusión.
Porque la inclusión se logra exigiendo --a todos-- el cumplimiento de una obligación y no sacándoselas de encima.
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Queda claro que esta medida pretende demostrar, a futuro y a través de las estadísticas, que el territorio provincial llegó al “paraíso” de “cero en repitencia”.
Y es para sentir pena. Pena que nuestros gobernantes no sean capaces de encontrar el verdadero camino que conduzca a brindarles, a nuestros chicos, una educación de calidad.
Basta de disfrazar el deterioro educativo en el que hoy estamos sumergidos y del que no será fácil “zafar”.
Es que venden humo y están llenando de humo el futuro de nuestros pibes.
Claro que no se le puede pedir “peras al olmo” y, las actuales autoridades educativas bonaerenses, pocos saben de esto.
Sólo parece importarles las formas, los envases, los rótulos.
Así, de la noche a la mañana, se prohibirán los aplazos y las calificaciones.
Sin debate, sin discusiones, sin consultas a los docentes o a los centros educativos… y, tampoco, a los padres. Todos ellos son “convidados de piedra”.
Porque aparece el Estado autoritario que, con una simple ley “popuprogresista” destruirá la cultura y la educación de la niñez de nuestro país.
Esto que van a consumar me hace recordar algunos versos del tango “Cambalache” cuando Discépolo sentenciaba: “Todo es igual. Nada es mejor. Lo mismo un burro que un gran profesor. No hay aplazaos, ni escalafón… los ignorantes nos han igualao”.
Tal cual, ¿no? Ah… Contenga su furia don Sarmiento… Porque, ellos, no saben lo que hacen…
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