miércoles, 5 de noviembre de 2014

LADRILLOS VIEJOS

Muchas de las casas viejas que aún quedan en la ciudad muestran la época de esplendor de las primeras décadas del siglo pasado. Algunas, incluso, tienen tanto valor que debieran ser consideradas patrimonio cultural. Sin embargo la mayoría de ellas hoy parecen cadáveres agonizando.
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque la fiebre horizontal de los '60 trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Lo cierto es que, para quienes disfrutamos de ellas, independientemente de su estado, vale la pena recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…


MACROCENTRO:   
UNA OCHAVA ORIGINAL Y DISTINTA


La construcción de este magnífico edificio --en la manzana fundacional-- se inició en 1903 y, en tan sólo 8 meses, quedó finalizado. Fue la primera obra de jerarquía arquitectónica de la ciudad y allí comenzó a funcionar la sucursal del Banco de la Nación Argentina.
El proyecto de la obra fue del arquitecto noruego Alejandro Christophersen y la construcción estuvo a cargo de los contratistas de nuestra ciudad Boggini y Gerardi.
Lo cierto es que, pocos años más tarde, el inmueble resulto insuficiente para atender a una clientela creciente habida cuenta de la expansión económica de la ciudad. Así fue como el banco decidió construir un nuevo edificio en la esquina de Estomba y Moreno que fue habilitado en 1921.
Por ese año la Aduana Nacional, que operaba en Ingeniero White, decidió mudarse al inmueble que había quedado vacante y lo sigue ocupando hasta el presente.

Año 1903
El edificio, que se levanta en Estomba 2 y avenida Colón 17, se caracteriza por un sobrio almohadillado en la parte inferior; como remate muestra un friso discretamente ornamentado y --sobre él-- los tradicionales balaustres.
Pero la gran originalidad de esta obra se encuentra precisamente en la ochava. Es que don Christophersen decidió armarla generando un espacio que dio lugar a una atractiva concavidad. O, si se quiere, un llamativo vacío.
El acceso principal muestra dos portones y una magnífica trama de hierro forjado que protege el vitral superior
Existen diferencias en la disposición interna que, incluso, se evidencian en la fachada del edificio. Porque sobre la avenida Colón se advierte un solo nivel. En cambio, sobre Estomba y hacia la Plaza Rivadavia, aparecen dos pisos. Observando con atención se llega a la conclusión que, el piso superior, tiene un tratamiento diferenciado con alguna ornamentación particular y balcones de hierro. Justamente ahí es donde se encuentra la vivienda para el gerente y su familia.

Nota:
mucho agradezco, en esta sección, la colaboración del arquitecto José María Zingoni.
Celular: (0291) 154 436 906 – Mail: josemzingoni@yahoo.com.ar
Web: www.josezingoni.com.ar

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