Muchas de las casas viejas que aún quedan en la ciudad muestran la época de esplendor de las primeras décadas del siglo pasado. Algunas, incluso, tienen tanto valor que debieran ser consideradas patrimonio cultural. Sin embargo la mayoría de ellas hoy parecen cadáveres agonizando.
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque la fiebre horizontal de los '60 trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Lo cierto es que, para quienes disfrutamos de ellas, independientemente de su estado, vale la pena recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…
MACROCENTRO:
TUDOR… Y ALCURNIA
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque la fiebre horizontal de los '60 trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Lo cierto es que, para quienes disfrutamos de ellas, independientemente de su estado, vale la pena recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…
MACROCENTRO:
TUDOR… Y ALCURNIA
Toda ciudad tiene viviendas, y hasta estilos arquitectónicos, que parecen propios. Otras edificaciones, en cambio, se replican en cualquier ciudad del país. Y este último es el caso de las casas de estilo tudor, ésas que muestras ciertas reminiscencias inglesas. Por caso la que se levanta en calle Belgrano 441.
Y llama la atención que, casi todas ellas, exhiben su portón con un arco apuntado. Quedará la duda de si este detalle era una “simple pincelada” arquitectónica… o si lo resaltaba para mostrar que el automóvil era parte de la cotidianidad de sus moradores. Y no cualquiera tenía un “cuatro ruedas” en aquellos tiempos.
Finalmente, y para destacar, que sus pequeñas ventanas “apretujadas” terminan dando la imagen de grandes ventanales.
El año de construcción lo inscribimos en la década que va de 1920 a 1930.
Y llama la atención que, casi todas ellas, exhiben su portón con un arco apuntado. Quedará la duda de si este detalle era una “simple pincelada” arquitectónica… o si lo resaltaba para mostrar que el automóvil era parte de la cotidianidad de sus moradores. Y no cualquiera tenía un “cuatro ruedas” en aquellos tiempos.
Finalmente, y para destacar, que sus pequeñas ventanas “apretujadas” terminan dando la imagen de grandes ventanales.
El año de construcción lo inscribimos en la década que va de 1920 a 1930.
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