miércoles, 18 de marzo de 2015

CRÓNICAS EN CLAVE DE NAFTALINA

LA MASACRE DE EZEIZA

Se conoce con este nombre el enfrentamiento entre organizaciones armadas irregulares peronistas que tuvo lugar el 20 de junio de 1973. Fue en ocasión del regreso definitivo del general Juan Domingo Perón a nuestro país, luego de casi 18 años de exilio. Definitivamente, el “Perón Vuelve”, que tantas vidas había costado, se materializaba pero a costa de más muertos.

Todo había comenzado el 25 de mayo de 1973 cuando asumió la presidencia del país el médico odontólogo Héctor J. Cámpora. 
Es que, el “Tío” como cariñosamente le decían, había ganado las elecciones de aquel año como candidato del Frente Justicialista de Liberación (FREJULI). 

La derecha armada
Fueron los primeros comicios sin proscripciones desde 1955. Un mes más tarde, el 20 de junio de ese año, Perón volvía al país. 
En los bosques de Ezeiza se había preparado un palco y alrededor de 2 millones de personas aguardaban la llegada del líder. 
El lugar estaba custodiado por el coronel retirado, Jorge Manuel Osinde, que tenía la consigna de impedir el acercamiento de la tan temida izquierda peronista. 
Cuando las columnas de las denominadas FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) y Montoneros intentaron ingresar al predio, fueron sorpresivamente atacadas desde el palco --a los tiros-- por los hombres de Osinde. 
Crónicas de la época indican que los muertos fueron 13 y 365 heridos. 

La izquierda peronista
Años más tarde se sabría que, a las fuerzas que custodiarían al general en Ezeiza, se habían sumado el aparato sindical pero --también y además-- el político del “peronismo de Perón”, que habían armado una verdadera y sangrienta emboscada. 
Es que, en el palco, existía un verdadero arsenal de armas. 
Y, cuando las columnas de jóvenes de la izquierda llegaron a las cercanías, fueron literalmente acribilladas. 
El hecho demostró, con el tiempo, que ese enfrentamiento distorsionó sin duda el equilibrio interno de fuerzas dentro del peronismo. Y también habrá que decir que, ese día, los Montoneros pecaron por ingenuos. 

El acampe en los bosques
Pensaron que, con esa movilización de cientos de miles de jóvenes, alcanzaba. Pero, la derecha, los estaba aguardando armada “hasta los dientes”. Y los balazos que siguieron llevaron un impiadoso destino de muerte.
Al día siguiente el mismo Perón acusó a los Montoneros, a las FAR y a la Juventud Peronista de ser los autores de ese enfrentamiento. 
Es cierto que algunos jóvenes de la izquierda llegaron armados. Pero no con la cantidad de pistolas, fusiles y ametralladoras que había acumulado la derecha.

La izquierda también armada
Hubo corridas, desbande, ayuda precaria para los que habían sido heridos que fueron retirados en ambulancias que se habían previsto. 
Finalmente no hubo acto ni triunfalismo. Sólo sangre y gritos de venganza. El gentío se desmovilizó. Triste y con rabia.
Y una pregunta que hoy, pasado los años, no tiene respuesta, es ¿qué querían demostrarle a Perón?
Para algunos el mensaje a Perón, era: “Vea, General, el proceso va por acá. No por la vieja burocracia sindical. El proceso político argentino es éste que lo ha traído a usted de retorno al país y que tiene estas banderas”

Retirando a los heridos
Las banderas, de 50 metros de largo, decían “Montoneros”. Querían dejar constancia que había aparecido una nueva dirección transformadora marcado por las nuevas generaciones. 
Por eso movilizaron a miles de jóvenes de la Capital Federal, del conurbano y hasta del interior del país. 
Y es probable que, esta masiva presencia de la izquierda combativa del “Perón Vuelve”, haya sorprendido a los organizadores del acto. Un acto que se les escapó de las manos. Y la historia dirá que, el mayor conglomerado de la historia política argentina, terminó en tragedia. 

Un libro premonitorio
Ahí, los “montos” se dieron cuenta que Perón había abandonado el discurso del Socialismo Nacional. 
Se dieron cuenta, definitivamente, que se había iniciado una nueva era en el peronismo y que, el rumbo, había cambiado.
Y la denominada “Masacre de Ezeiza” fue el preanuncio de lo que sucedería poco después con la aparición de la Alianza Anticomunista Argentina (la Triple A), organizada por José López Rega a pedido del General Perón. 
El objetivo, indudablemente, fue poner fin a los actos de terrorismo perpetrados por la izquierda peronista. 
Y, así, comenzó una guerra. Una guerra despiadada. Una guerra entre peronistas.
Curiosamente, y 6 años antes, el periodista Rodolfo Walsh había publicado un libro al que tituló "Operación Masacre"
Y lo que había pretendido ser tan sólo un relato novelesco se transformó --el 20 de junio de 1973-- en una dolorosa realidad a la que, los bosques de Ezeiza, le pusieron su trágica escenografía.
La historia --que siempre se escribe apasionándose desapacionadamente-- dirá que "el viejo" necesitó, para su retorno, a la "juventud maravillosa". Pero, ya acá, se dio cuenta que los tiempos habían cambiado, que ya no los necesitaba, y los apartó tildándolos de "imberbes".

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