miércoles, 22 de julio de 2015

EL TUL DE LA ILUSIÓN

(By Cristina Garbiero) Un recorrido por la historia del vestido de novia desde el antiguo Egipto hasta nuestros días. Además, aparecerán los atuendos nupciales de las reinas, princesas, estrellas de Hollywood, diosas del cine europeo, actrices argentinas, y también los que lucieron las señoritas de la sociedad bahiense de otras épocas... 

1863 - ALEXANDRA DE DINAMARCA


Preocupados por encontrar la esposa perfecta para su hijo, la reina Victoria de Gran Bretaña y su esposo (el príncipe Alberto) tuvieron en cuenta a varias candidatas. 
Finalmente eligieron a la princesa Alexandra de Dinamarca, hija mayor del príncipe Christian de Shleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg (futuro rey Cristian IX) y a la princesa Luisa de Hesse-Kassel. 
Muchos historiadores definen a Alexandra como una joven encantadora, cariñosa, alegre, experta amazona y amante del baile. Sin duda, cumplía con creces con todos los requisitos que la reina quería que tuviera la futura mujer de su hijo, el principe de Gales Eduardo (quién se convertiría en el rey Eduardo VII). 
La boda de los príncipes se celebró el 10 de marzo de 1863 en la capilla de St. George del Castillo de Windsor.
Desde un principio la elección del lugar donde dieron el "sí, quiero" suscitó muchas críticas, ya que al estar situado fuera de Londres los invitados que viajaron desde el extranjero (en concreto los miembros de la familia de la novia) tuvieron muchos problemas para llegar y algunos decidieron no asistir.
Además, la boda tampoco pudo celebrarse en todo su esplendor ya que la corte británica seguía de luto por el fallecimiento del padre de Eduardo.
La novia lució un vestido drapeado con encaje Honiton y guirnaldas de flores de azahar. Tenía todos los elementos de los trajes de la época, con un gran miriñaque y un pequeño corsé que se ajustaba a la diminuta cintura de Alexandra.
La falda de satén era de color crema y se apoyaba en el miriñaque. 
Tanto de la parte superior como de la inferior, se desprendían encajes ingleses, que tenían los emblemas de los diferentes países que estaban bajo el dominio del Reino Unido, lo que le dio un toque político al vestido. 
La cola, confeccionada en moiré plata, era tan larga que tuvo que ser llevada por ocho damas de honor y, al igual que la reina Victoria, la princesa Alexandra usó azahares en su cabeza. 
Su ramo de novia fue confeccionado con geranios rojos en alusión a su país natal.
Además de los novios, la otra gran protagonista del enlace fue la tiara Rundell, la diadema que Eduardo regaló a Alexandra para que llevara en ese día tan especial.

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