MARITA LÓRENZ: LA “MATA HARI” CARIBEÑA
Era una joven alemana radicada en Miami tras la Segunda Guerra Mundial.
Y no fue, si no hasta muchos años después, que se transformó en la amante secreta de Fidel Castro. Pero no todo era amor porque, Marita, había sido reclutada por la CIA norteamericana con el fin de eliminar al jefe de la revolución cubana.
Así fue como llegó a La Habana para conocerlo, seducirlo y luego envenenarlo.
Claro que el hombre propone y Dios dispone. Porque la joven se enamoró de Fidel y la misión fracasó.
Es una historia fascinante que vale la pena sobrevolar.
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| Dicen que fue amor a primera vista |
Todo comenzó a principios de 1960 cuando, la joven, llegó a La Habana.
Marita era parte de la denominada “Operación 40” que --la CIA-- había planificado para asesinar a Fidel.
En su cartera Marita llevaba píldoras venenosas que, cuidadosamente, había ocultado en un frasco de crema facial.
Quien la había preparado para la misión se hacía llamar Frank Fiorini. En realidad el verdadero apellido de Fiorini era Sturgis que --muchos años más tarde -- sería condenado por el caso “Watergate”.
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| En las playas cubanas |
Días después de su arribo a Cuba, y siendo ya la amante oculta de Fidel, el comandante la visitó en su habitación del hotel “Habana Libre”.
Marita fue al baño, donde tenía guardada la crema facial, y al abrirla descubrió que las pastillas se habían desintegrado y sólo quedaba una masa pastosa.
El arma para terminar con la vida del líder ya no servía y tiró la pasta por el inodoro.
Y este episodio no fue lo único trascendente que marcaría la vida de Marita Lorenz que transitó por el holocausto, los asesinatos políticos y las miserias humanas.
Había nacido en la ciudad alemana de Bremen el 18 de agosto de 1939 cuando, Hitler, se disponía a invadir Polonia.
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| En el despacho de Fidel |
Durante la Segunda Guerra Mundial ella, su madre norteamericana y su padre aleman judío, terminaron en el campo de concentración de “Bergen-Belsen”.
Marita tenía apenas 5 años.
El barracón que habitaba la familia fue el mismo en el que falleció Anna Frank.
A Fidel lo conoció en La Habana en febrero de 1960. Ella tenía 21 años y él 33.
Tras un flechazo comenzaron a verse a escondidas, se convirtió en su amante y quedó embarazada.
Claro que, el comandante, no se podía dar ese lujo y médicos del ejército cubano la drogaron y la hicieron abortar.
Habiendo fracasado en su misión de asesinar a Fidel, sabiendo que jamás sería su mujer legal y habiendo perdido un hijo, Marita retornó a los Estados Unidos.
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| Marita efusiva con Fidel |
En los ’80 escribió un libro de memorias al que tituló “Yo fui la espía que amó al Comandante”.
Lo publicó la editorial “Planeta” y se agotó en las librerías.
Hoy, a los 76 años, la “Mata Hari” caribeña ya no luce la esbelta figura de sus años juveniles.
Aunque dice que sigue recordando a Fidel y amándolo como el primer día según le confesó a la revista “Efe” que le hizo un extenso reportaje meses atrás.
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| Marita y el Che íntimos |
"Todavía lo amo y amo el recuerdo que tengo de él. Cada día hay pequeñas cosas que me lo recuerdan", le afirmó a la revista que la entrevistó en su modesta casa de Baltimore (Maryland).
Y una confesión, en especial, llama la atención. Es que Fidel, a través de cubanos radicados en Miami, se había enterado que la CIA había mandado a asesinarlo. Y que, quien lo haría, sería Marita Lorenz, su amante oculta.
En el libro cuenta que una tarde, en la habitación del hotel, Fidel le preguntó si había venido a matarlo.
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| Marita hoy con su libro |
Al respecto, y en su libro, Marita confiesa: "Nunca olvidaré ese momento. Porque tomó su pistola, me la entregó y me dijo: Ahora puedes hacerlo”.
Después de incumplir las órdenes de la CIA --de asesinar a Fidel-- Marita intentó alejarse del espionaje.
Pero "sabía demasiado" y se sentía "atrapada y muerta de miedo".
Así siguió vinculada a agencias de inteligencia durante años. Esta vez espiando a los soviéticos.
La última confesión de su libro la pinta de cuerpo entero: “Si no hubiera conocido a Fidel habría sido, seguramente, una secretaria aburrida".







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