LA JEFA NO SE VA...
Uno de los grandes misterios del país --al menos en este 2015-- es develar qué hará Cristina Kirchner cuando ceda el sillón de Rivadavia, el bastón y la banda presidencial y la quinta de Olivos.
Es que fueron años y más años de recibir sueldos del erario público (provincial y nacional).
Aunque nadie duda, claro, que dinero no le faltará. Por eso, entonces, la incógnita es a qué dedicará su tiempo libre.
Para los chicos de "La Cámpora" --gane o pierda el FPV las elecciones del 25 de octubre-- CFK será, desde las sombras, la "gendarme del modelo".
Un modelo que “la presi” le “refriega” al país en cada una de sus cadenas nacionales.
La locutora militante, encargada de anunciarlas, no se cansa de subrayar que es la presidenta “de los cuarenta millones de argentinos”.
Pero, sus actos de gobierno, desmienten esa aseveración.
Es que sus discursos --siempre erizados, crispados y no pocas veces descalificadores para quienes no piensan igual-- han girado (de manera obsesiva) alrededor de las bondades de su gestión y el inédito progreso que ha logrado nuestro país a pesar de las conspiraciones internas y externas.
Y tampoco le fascinan algunos de la tropa propia que le dejará al país cuando tenga que abandonar el gobierno el próximo 10 de diciembre.
Por caso aseveró convencida que, por estos días, hay una campaña sucia contra el Frente Para la Victoria.
Queda claro que dejó entrever, sin decirlo, que esa campaña era contra ella y no contra su candidato, Daniel Scioli. Una manera, si se quiere, de ningunearlo.
Pero como Danielito, a medida que se acerca el 25 de octubre, toma coraje… le retrucó este pasado fin de semana desde Tucumán señalando que el triunfo del oficialismo le corresponde a él. Tomá pa’ vo’.
Claro que “la presi” no es fácil de arrear y sigue esculpiendo --pacientemente-- la faja de piedra con la que quiere encorsetar a Scioli si éste llegara a ser su sucesor.
Lo dijo claramente en su última cadena: “Nada cambiará”.
Y, como “la mirada del amo, engorda el ganado”, Cristina ya le está marcando a Scioli los límites a los que se tendrá que ajustar si llega al sillón de Rivadavia.
El ex motonauta, en tanto, sabe que si aterriza en la Rosada nada le será fácil. Porque la economía no está para nada bien.
Porque en caja (léase Banco Central) queda poca “guita”.
Y porque entre Carlos Zanini (su candidato a vicepresidente), los pibes de “La Cámpora” y hasta el Congreso de la Nación --que se encuentra “colonizado” de kirchneristas-- lo van a traer al trote.
Por eso, y nada menos que por eso, si Daniel Scioli llega a la presidencia de la Nación... tendrá 4 años de “trabajo insalubre”.





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