miércoles, 17 de agosto de 2016

CRÓNICAS EN CLAVE DE NAFTALINA

Para 1965 la editorial "La Nueva Provincia" había logrado conformar un emporio de medios. Porque, al diario, se sumaba la revista "Paralelo 38", ya tenía la concesión de LU2 Radio Bahía Blanca y, en septiembre de ese año, sumó la señal de Canal 9 Telenueva.
Eran épocas en que todavía no habían aparecido los canales de cable, las radios FM y ni pensar en internet.
Precisamente, ese año, me incorporé como periodista a la redacción de la revista. 
Lo cierto es que, la importancia de ese imperio mediático, me permitió entrevistar a muchos de los famosos de la época: actores, actrices, músicos, cantantes, directores de cine, conductores o animadores que marcaron época.
Y, como frutilla del postre, la posibilidad de dialogar con dos luminarias internacionales: la mega estrella de Hollywood, Robert Taylor (cuya entrevista ya apareció en esta sección del blog) y el legendario escritor Jorge Luis Borges. Que es la historia que sigue...

EL SUEÑO DEL PIBE: ENTREVISTAR A JORGE LUIS BORGES
El miércoles 29 de julio de 1970 el legendario escritor iba a llegar por primera vez a Tres Arroyos. Se solicitó la entrevista, la concedieron pero debía ser breve por lo apretado de su agenda.
Me preparé varias preguntas. Algunas no le gustaron. Pero las contestó todas y hasta me regaló una foto autografiada. 


Las autoridades del Club de Lectores de Tres Arroyos, organizadores del evento, nos facilitaron una salita para la entrevista. Y allí estaba él. De sport, pero con corbata, y su inseparable bastón.
Lo primero que me sorprendió fue enterarme que, su nombre completo, era Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo.

Borges niño
Luego de las presentaciones, y sabiendo del poco tiempo que disponía, comencé con el interrogatorio.
--Sé que a Ud. no le gusta hablar de sí mismo. Pero, ¿alguna vez se preguntó qué piensan los argentinos cuando escuchan su nombre?
Yo diría que son excesivamente generosos cuando piensan en mí…
--Hay jóvenes que lo admiran. Otros, en cambio, viven atacándolo. ¿Qué es para Ud. la juventud?

Es una etapa de incertidumbre, de ingenuidad y, en general, de desdicha.
--¿Los supone, por estos tiempos que corren, demasiado politizados?
Creo que sí. Diría que hoy es la única pasión que tienen. Cuando yo era joven la política nos interesaba muy poco.

Borges joven
--Ud. de joven, ¿tuvo ideas revolucionarias?
Sí. Era como mi padre: anarquista. Ahora soy conservador. Pero no hay mucha diferencia entre ambas posiciones…
--¿Y cuáles, a su juicio, son las virtudes que exhibe el conservadorismo?
Que no fomenta ni tolera el fanatismo. Los conservadores somos tolerantes. En cambio, el comunismo y el nacionalismo, fomentan posturas radicales. 
--El peronismo, ¿transita por el fanatismo?
No tenga dudas que sí.
--Siendo Ud. un hombre que pertenece a la clase alta, ¿cómo ve al obrero? ¿Qué sabe de ellos? 
Creo que, un país, no tiene solamente obreros. Si no que abarca todas las clases sociales. Hablar sólo de los obreros es típico de los populismos…

Borges y su inseparable bastón
--¿Qué es lo más auténtico… lo más noble del argentino?
La amistad. La pasión de la amistad.
--¿Borges sabe algo de las villas miseria?
No sé por qué existen. Cuando yo era joven no había. Y creo que, sus habitantes, prefieren vivir en las grandes ciudades aunque para ello tengan que hacerlo en villas miserias. 
--En este 1965, ¿cómo lo ve al país?
Creo que es una época de poca esperanza, de desidia. Nadie espera mucho de nada. 

La foto autografiada
En 1910, cuando Rubén Darío escribió “Oda a la Argentina”, creo que sentíamos que éramos una esperanza para el mundo. Nadie siente eso hoy. Todo está desdibujado, como gris.
--La última don Borges, ¿qué opina de los políticos?
Con algunas salvedades, que siempre las hay, los que se dedican a esa profesión no son para nada interesantes. Viven para hacerse notar, para sacarse fotos y mueren por obtener los votos necesarios para seguir viviendo como reyes…

Nos avisaron que el tiempo se había agotado y llegó el momento de despedirnos. Pero antes de estrecharle la mano y agradecerle el tiempo que me había dispensado… Borges sacó, del maletín que lo acompañaba, una imagen suya autografiada y me la regaló. La tengo aún guardada y la valoro como si fuera un premio para quien recién se iniciaba en la profesión de periodista. Gracias, maestro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario