miércoles, 7 de septiembre de 2016

LADRILLOS VIEJOS

Muchas de las casas viejas, que aún quedan en la ciudad, muestran la época de esplendor de las primeras décadas del siglo pasado. 
Algunas, incluso, tienen tanto valor que debieran ser consideradas patrimonio cultural. Sin embargo la mayoría de ellas hoy parecen cadáveres agonizando.
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque, la fiebre horizontal de los '60, trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Y vale la pena, entonces, recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…

BARRIO UNIVERSITARIO: EL CASTILLITO HISTÓRICO
Se levanta en la avenida Alem al 1.200 y sigue perdiéndose entre las nuevas construcciones que muy poco respetan su calidad por ser parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad.
Fue construido en 1909, según diseño del arquitecto catalán Joaquín Saurí, y es de las edificaciones más antiguas de la avenida. 


Declarado bien patrimonial, la primera intervención desacertada fue cuando el municipio --con la idea de salvarlo de la demolición-- autorizó la construcción de un edificio horizontal en su fondo (¡¡¡ !!!) y dándole al “castillito” la condición de "unidad funcional" de esa obra. Patético.
Este desacierto, y otros que se han cometido con históricos edificios desde los ’60 en adelante, debiera hacer reflexionar que cuidar el patrimonio arquitectónico no involucra sólo a la construcción en sí misma, sino también cuidar su entorno. 
La salvaguarda de estos bienes --que cuentan como nadie la historia de la ciudad-- está hoy en manos de NADIE y, por eso, estas desafortunadas intervenciones lejos están de agotarse.

Cuenta la historia…
...que el “castillito”, por entonces (1909) se ubicaba en la quinta conocida como “de la viuda de Muñoz", una familia de la alta sociedad bahiense. 
Y, aunque cueste creerlo, fue levantado para servir de lavadero, cuarto de planchado y habitación para el quintero, en su planta alta.
Su diseño --del tipo "fantasía"-- era propio de los que por aquellas remotas épocas eran denominados "barrios adornados", que se podían ver en los chalets levantados en el interior del Parque de Mayo (ya demolidos) o los que aún hoy se conservan y pueden apreciarse en Villa Harding Green.

No hay comentarios:

Publicar un comentario