miércoles, 21 de septiembre de 2016

LADRILLOS VIEJOS

Muchas de las casas viejas, que aún quedan en la ciudad, muestran la época de esplendor de las primeras décadas del siglo pasado. 
Algunas, incluso, tienen tanto valor que debieran ser consideradas patrimonio cultural. Sin embargo la mayoría de ellas hoy parecen cadáveres agonizando.
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque, la fiebre horizontal de los '60, trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Y vale la pena, entonces, recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…

MACROCENTRO: UNA FORTALEZA… PERO DE AMOR…
No deja de llamar la atención que, una iglesia, se salga de los moldes tradicionales apartándose de la arraigada costumbre de utilizar --una aguja o una torre-- para identificarse y llamar la atención de sus feligreses. 
Porque en este caso, que hoy nos ocupa, esa suerte de rito lo cumple una almena. Y la alusión es a la construcción que se levanta en Moreno 763 y que alberga al Ejército de Salvación.


La casona exhibe, como elemento característico, las almenas y una serie de saeteras ciegas a la largo de su frente. Las saeteras son las lineas verticales gruesas que encontramos por encima del nombre del edificio. 
Estas saeteras no están abiertas para disparar flechas --que ésa era su función-- sino que sirven en este caso para irradiar amor, fe y esperanza. 
Si bien el origen de la institución es británico esto no queda expresado acabadamente en su lenguaje arquitectónico. 
Y habrá que decir que el año de su construcción --que coincide aproximadamente con el arribo de este culto a nuestro país-- se ubica en los inicios del siglo pasado y que, su lenguaje arquitectónico, responde al historicismo.

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