miércoles, 7 de diciembre de 2016

CRÓNICAS EN CLAVE DE NAFTALINA

La revista "Paralelo 38" fue editada por el diario "La Nueva Provincia" entre 1964 y 1970. Era una suerte de magazzine que aparecía los días domingo. 
A fines de diciembre de 1967 --ya ha pasado casi medio siglo-- tuve la oportunidad de entrevistar a una luminaria de la época: Palito Ortega. 
Por aquellos tiempos el periodista no iba "a poncho" a realizar un reportaje. 
De modo que fui al archivo del diario, pedí el sobre que contenía notas suyas, me las leí todas y entonces sí --ya preparado-- me encontré con él en la confitería del Hotel del Sur (hoy desaparecido) que se ubicaba en la avenida Colón 24.

UN MANO A MANO CON EL REY


Lo que yo sabía de Palito antes de entrevistarlo:
Ramón Bautista Ortega (tal su verdadero nombre) nació en la pequeña localidad tucumana de Lules el 8 de marzo de 1942. 
Hijo del obrero azucarero Juan Ortega y de Tomasa Rosario Saavedra, fue el segundo de 7 hermanos (5 varones y 2 mujeres). Comenzó a trabajar a los 5 años como lustrador de zapatos para ayudar a su familia. 

En 1954, cuando tenía 13 años, sus padres se separaron y su madre abandonó a la familia. 
Así, durante toda su niñez y para ayudar económicamente a su hogar, fue lustrabotas vendedor de diarios. 
En 1956, cuando recién había cumplido 14 años, decidió irse a vivir a la Capital Federal junto a un amigo a buscar trabajo. 
Y, su primera vinculación con el arte, fue como imitador de Elvis Presley durante un festival en la Sociedad de Fomento "Jacarandá" de la localidad bonaerense de Berazategui.
Un año más tarde, en 1957, conoció en Radio El Mundo (donde vendía café) al productor Dino Ramos y al conductor Silvio Soldán quienes lo hicieron ingresar a una legendaria banda musical de la época: "Carlinhos". Allí aprendió a tocar la batería.

Con el seudónimo de Nery Nelson se dedicó al folklore y, durante 3 meses, tuvo una audición en Radio Cuyo de Mendoza. 
Poco después comenzó a llamarse Tony Varano y armó un grupo musical con el que viajó a Chile. 
Ricardo Mejía, directivo del sello RCA Víctor, lo descubrió en 1962, lo llevó a la compañía y lo primero que hizo fue cambiarle el pseudónimo. Por su contextura delgada Mejía le dijo: "Vos parecés un palo". Y así, artísticamente, nació Palito Ortega.
Tras debutar en televisión, en un programa denominado "La cantina de la guardia nueva" (que se emitía por el Canal 11 de la Capital Federal), tuvo una mala noticia: su hermana, Rosario, había fallecido tras ser atropellada por un automóvil. 

Por eso, y si bien sus canciones eran alegres, no decía lo mismo su semblante por lo que fue apodado "El chico triste de las canciones alegres".
A fines de 1962 ingresó a un ícono de la tele como lo fue el "Club del Clan" que se emitía por el Canal 13 de la Capital Federal. 
Y allí fue donde aparecieron sus grandes éxitos como "Bienvenido amor", "Media novia" o "La felicidad" por citar sólo algunas.

Algunas de las preguntas que le formulé en la entrevista:
De mi inseparable agenda de apuntes, que me acompañó durante los 6 años que me desempeñé en “Paralelo 38” (ajada y amarillenta) elegí algunos temas relacionados con su esposa. Es que se habían casado en febrero de ese año. 

¿Qué es para vos Evangelina Salazar?
--Mi reina, mi vida. En definitiva la mujer que me hizo definitivamente feliz...
¿Cómo recordás tu casamiento con ella?
--Era tanto el lío que había    que no escuché al cura cuando me preguntó si la aceptaba. Menos mal que volvió a preguntármelo.
¿En qué momento de tu vida apareció Evangelina?
--Yo venía con una historia complicada y necesitaba una familia, una mujer que me acompañara y que estuviera con mis hijos cuando yo debía viajar. Y, fundamentalmente, que la encontrara en la casa al retornar.

¿Qué te hace valorarla tanto?
--Que haya dejado una carrera artística cuando estaba en su plenitud. Acababan de darle un premio a la mejor actriz en el festival de San Sebastián. Yo estaba en Ecuador, pensé que se iba a agrandar. La llamé y ella me dijo que ahí había terminado su carrera. 
¿Y cómo es cuando, tras una gira, retornás a tu casa?
--Que te esperen con los brazos abiertos es un regalo divino de la vida.
Tus padres se separaron. Dejaste de ver a tu mamá por años. ¿Cómo fue tu reencuentro con ella?
--Un día me llegó una carta de ella. Y nos encontramos. Pero no quiero hablar de eso...

Palito, sin duda, fue un ícono de la canción de nuestro país. De esas figuras que logran traspasar su tiempo. Porque, en el próximo siglo, estoy seguro que también se lo recordará…

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