Muchas de las casas viejas, que aún quedan en la ciudad, muestran la época de esplendor de las primeras décadas del siglo pasado.
Algunas, incluso, tienen tanto valor que debieran ser consideradas patrimonio cultural. Sin embargo la mayoría de ellas hoy parecen cadáveres agonizando.
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque, la fiebre horizontal de los '60, trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Y vale la pena, entonces, recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…
MICROCENTRO:
EL ESPLENDOR A PRINCIPIOS DEL SIGLO PASADO
La casona, que se levanta en calle Lamadrid 362, se destaca por sus ornamentos pero también por sus colores actuales de la fachada. Lo cierto es que, antes de ser pintada, la obra se mostraba revestida en un revoque denominado “símil piedra” que hizo furor en las primeras décadas del siglo pasado.
De todas maneras, e independientemente del detalle cromático, es imposible que la mirada de cualquier transeúnte no haga centro en sus delicados ornamentos.
Para resaltar (o recordar) que, en épocas del auge ferroviario, la calle Lamadrid era de las más transitadas y no pocos bahienses de la época quedaron maravillados con esta llamativa construcción.
Su estilo arquitectónico admite lineas italianizantes. Y, sin duda, la fina y exquisita herrería del portón compite en esplendor con la marquetería que exhibe su fachada. Sin embargo llama la atención que, esa misma riqueza estilística del portón, no haya sido replicada en las barandas de las ventanas que se muestran con líneas mucho menos elaboradas.
Y, en tren de suposiciones, hasta es posible pensar que los moradores originales de la mansión no hayan tenido auto pero sí un carruaje tirado por un caballo de estirpe.
Finalmente señalar que, la vivienda, fue levantada entre el 1900 y el 1915.
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