Trascendieron su tiempo. Amaron y fueron amadas. También deseadas y admiradas. Tuvieron vidas alucinantes, sus romances dieron que hablar y, algunas de ellas, murieron de manera trágica.
Perduran, aún hoy en la memoria colectiva y esta sección es, si se quiere, una manera de recordarlas y homenajearlas. En la actualización de esta semana levantamos al telón para presentar a...
ROMY SCHNEIDER
Nació en la ciudad de Viena (capital de Austria) el 23 de septiembre de 1938 y fue una exquisita actriz de fama mundial.
Quienes tienen alguna edad seguramente la recordarán en un rol que la pinta de cuerpo entero: la emperatriz Isabel de Baviera, en la trilogía de películas "Sissi", "Sissi emperatriz" y "El destino de Sissi".
Y otras dos películas la hicieron acreedoras a sendos Óscar de Hollywood como mejor actriz: "Lo importante es amar" (1976) y "Una vida de mujer" (1978).
Sus padres también fueron actores: Wolf Albach-Retty y Magda Schneider, que trabajó con ella en algunas películas.
Tenía 15 años cuando filmó su primera película, "Lilas blancas", precisamente junto a su madre.
A partir de 1960 comenzó a trabajar en un cine más maduro compartiendo cartel con actores de la talla de Alain Delón y Jack Lemmon y dirigida por enormes directores como Orson Welles y Luchino Visconti.
El 5 de julio de 1981 su hijo mayor, David, murió trágicamente a los 14 años trepando las rejas de su casa y quedando atravesado por una de ellas que le perforó los intestinos.
Romy jamás se recuperó de esa tragedia.
Las revistas del corazón de la época la describían como una gran fumadora, desolada y solitaria que intentaba ahogar sus penas en el alcohol.
El 29 de mayo de 1982 --a los 43 años-- la encontraron muerta en su apartamento de París.
Y, como no se practicó la autopsia, nunca se supo si murió producto de una crisis cardíaca o de un suicidio por una mezcla de alcohol y barbitúricos.
Sus restos --junto a los de su hijo David-- yacen en el cementerio de Boissy-sans-Avoir (Yvelines, Francia) a 50 kms de París.
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