miércoles, 1 de marzo de 2017

CRÓNICAS EN CLAVE DE NAFTALINA

La revista "Paralelo 38" fue editada por el diario "La Nueva Provincia" entre 1964 y 1970. Era una suerte de magazzine que aparecía los días domingo. 
Lo cierto es que, a mediados de 1964, llegó a la ciudad una luminaria. 
Por aquellos años se la disputaban los grandes canales de la Capital Federal: el 9 (de Alejandro Romay) el 11 (de Héctor Grandinetti) y el 13 (del cubano Goar Mestre). 
Ella se hospedó en el "Hotel Austral". Y allí fui con mi fotógrafo, Héctor "Manteca" Lagonegro. 
Habíamos acordado telefónicamente la entrevista, fijamos un horario y quedamos en encontrarnos en la recepción del hotel. Y aquel día, durante casi una hora, me di uno de los tantos lujos que me permitió transitar por el periodismo...

CHARLANDO CON LA SEÑORA TELEVISION...
Su nombre es Lidia Elsa Satragno, recordada por su apodo de Pinky, que nació en la localidad bonaerense de San Justo el 11 de noviembre de 1935. 


Con los años llegó a ser una de las más grandes divas de la televisión nacional por la que transitó como modelo, periodista y actriz. Y ahí nomás le disparé la primera pregunta:

--¿Por qué el apodo de Pinky?
--Me lo puso un productor, llamado Trudy Tinky Tomis, por mi piel rosada. Me gustó... era distinto... y ahí quedó para siempre.
--¿Cuándo llegó a la tele?
--En 1956 como modelo en el Canal 13 de la Capital Federal...
--¿Y al cine?
--Tres años después. En 1959 en "La caída", dirigida por Leopoldo Torre Nilsson.
--Un ciclo, en particular, la instaló definitivamente en la tele. ¿Ud. lo recuerda?
--Claro que sí. Se denominaba "Buenos días Pinky" que me permitió, no sólo ser consagrada como "La mujer del año", si no viajar a Alemania invitada por el gobierno de Konrad Adenauer.

--Sé que también anduvo por Méjico y Estados Unidos...
--Así es. En Méjico presenté espectáculos en el Palacio de Bellas Artes... y, en Norteamérica, anduve por el Lincoln Center y en el Carnegie Hall de Nueva York.
--¿Qué obras recuerda de su paso por el teatro?
--Uyyyyyy... muchas. "Asesinato entre amigos", "Dos mujeres", "Monólogos de la vagina" y, además, una comedia musical denominada "Annie".
--Repasando un poco todas las notas que se han escrito sobre Ud. leí que, en 1961, compartió un programa de televisión con Bernardo Neustadt...
--Imposible olvidarlo. Estuvo en el aire durante 1961, fue absolutamente innovador, y yo diría que clave para imponer el periodismo televisivo como alternativa de la radio que, por aquellos años, era la dominante en ese sentido...

--También leí que, con Bernardo, hizo otro programa más para la tele. Lo denominaron "Incomunicados"...
--Cuánta información que tiene sobre mí. Lo felicito. Es verdad. Recuerdo que, uno de nuestros invitados, fue Arturo Frondizi y marcó la primera vez que, un ex presidente de la Nación, aparecía en vivo y en directo en la tele...
--Vayamos a lo personal. ¿Cuántos hermanos tiene?
--Cinco. La menor, y la más conocida, es Raquel.
--Los lectores de "Paralelo 38" no me perdonarían no preguntarle por Raúl Lavié. ¿Están de novios?...
--Sí. Desde hace ya unos meses y nos vamos a casar el año que viene...

--Cualquiera que haya seguido su carrera ha percibido que no está permanentemente en televisión. ¿Hay alguna razón?
--Es que nunca sufrí la ansiedad por estar en la tele que es algo que les pasa a muchos y que los lleva a agarrar cualquier cosa que les ofrezcan. Nunca fue mi caso. 
--De los formatos de la TV, ¿cuál diría que es su favorito?...
--Los programas denominados ómnibus. Esos que tienen de todo un poco: música, entrevistas, información. 
--Se siente acompañada por el rating?
--Siento que la gente me ha seguido no importando en qué canal. Pero nunca me desesperé por el rating. Y, lo que me gusta hacer, son programas dignos por sobre todas las cosas.

Cuando nos despedimos quedé con la sensación que, Pinky, representa un pedazo de la historia de la televisión para varias generaciones de argentinos.
Que es algo así como la señora que ilumina, con su antorcha, el comienzo de cada película del sello Columbia Pictures.
Y, si tuviera que definirla con un sola palabra, no dudaría: entrañable...

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