miércoles, 15 de marzo de 2017

LADRILLOS VIEJOS

Muchas de las casas viejas, que aún quedan en la ciudad, muestran la época de esplendor de las primeras décadas del siglo pasado. 
Algunas, incluso, tienen tanto valor que debieran ser consideradas patrimonio cultural. Sin embargo la mayoría de ellas hoy parecen cadáveres agonizando.
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque, la fiebre horizontal de los '60, trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Y vale la pena, entonces, recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…

BARRIO NAPOSTÁ: 
FAMOSA CASONA DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX
Se levanta en la avenida Alem 1.161 y su construcción data de 1924. Por registros de la época se sabe que, su constructor, se llamó Justo Querel. Sin embargo no hay data de la familia que mandó a desarrollarla y que la habitó originalmente. 
Lo cierto es que, desde hace muchísimos años, alberga al Club Universitario. 


Y habrá que hacer un verdadero ejercicio de imaginación para poder recrear la vida y las costumbres de ese sector de la ciudad cuando la casona fue habitada.
Un sector que supo tener quintas contiguas al denominado “Parque Adornado”, que fue el primer nombre que recibió lo que hoy conocemos como “Parque de Mayo”.
En esencia se podría definir su estilo como pintoresquista cuyo rasgo más distintivo es el ladrillo visto con las esquinas revocadas simulando ser trabazones de piedra. 
Esta impronta fue muy utilizada, también, por las construcciones ferroviarias propias de esta región.

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