miércoles, 5 de abril de 2017

LADRILLOS VIEJOS

Muchas de las casas viejas, que aún quedan en la ciudad, muestran la época de esplendor de las primeras décadas del siglo pasado. 
Algunas, incluso, tienen tanto valor que debieran ser consideradas patrimonio cultural. Sin embargo la mayoría de ellas hoy parecen cadáveres agonizando.
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque, la fiebre horizontal de los '60, trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Y vale la pena, entonces, recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…

TIRO FEDERAL: CUANDO EL BUEN GUSTO SE DESTACA...
Bien se podría decir que, las denominadas “casas chorizo” de la ciudad, no repiten sus frentes. Y todas tienen sutiles diferencias que las hacen únicas y que las muestran como realmente especiales. Es el caso de la que hoy nos ocupa y que se levanta en la calle Pellegrini 431.


Así se nos aparece ésta con un fuerte rigor geométrico, predominancia de líneas verticales que la distinguen (aunque sin llamar mucho la atención) y sin caer en "pastiches" que afecten la armonía del barrio.
Si uno la observa con detenimiento no puede menos que enamorarse de esa puerta de madera y de su delicado detalle en su reja en hierro. Es que la gracia y el movimiento de esas rejas se contraponen exquisitamente con la rigurosidad general de su fachada. 
Su data de construcción habrá que rastrearla en la década que va de 1910 a 1920 y nos asombra su estado de conservación que es excelente. 
Mención aparte para su portón --que fue anexado con posterioridad-- replicando el mismo diseño que las rejas de la puerta principal. Y estas sutilizas son las que terminan de demostrar la sensibilidad y el buen gusto de sus moradores.

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