miércoles, 17 de mayo de 2017

LADRILLOS VIEJOS

Muchas de las casas viejas, que aún quedan en la ciudad, muestran la época de esplendor de las primeras décadas del siglo pasado. 
Algunas, incluso, tienen tanto valor que debieran ser consideradas patrimonio cultural. Sin embargo la mayoría de ellas hoy parecen cadáveres agonizando.
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque, la fiebre horizontal de los '60, trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Y vale la pena, entonces, recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…

BARRIO PEDRO PICO: EL ARTE DE DISIMULAR...
Sin duda un gran mérito de los arquitectos, o proyectistas, de las primeras décadas del siglo pasado fue tener muy en claro la manera de cómo había que disimular el exceso visual de mampostería en las fachadas. 
Y la casa que hoy nos ocupa es un claro ejemplo de lo señalado. Se levanta en el 469 de la calle Berutti y, lo primero que nos llama la atención, es esa moldura central, sobre el acceso principal, mostrando un rostro femenino. 
Pero, también, el dibujo superior semejando cintas de formas geométricas y su terminación floral. Sólo eso bastó para que pase a un segundo plano el resto de la mampostería que integra su fachada.


Y acá valdrá la pena preguntarse si, el ciudadano de a pie, conoce el significado de algunos ornamentos que aparecen en este tipo de casonas. 
Por caso valdrá la pena decir que, las hojas de acanto, implican eternidad y que el laurel nos habla de gloria.
También exhibe ornamentos que son propios del “Art noveaux” y, la referencia, es al rostro femenino distintivo de este particular estilo arquitectónico.
Finalmente señalar que, su año de construcción, lo ubicamos muy cercano a la década del ’20 y que, tiempo después, le infligieron una “herida” incorporándole la segunda puerta aunque ésta se haya adaptado, seguramente, a los requerimientos específicos de quienes la habitaron.

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