Trascendieron su tiempo. Amaron y fueron amadas. También deseadas y admiradas. Tuvieron vidas alucinantes, sus romances dieron que hablar y, algunas de ellas, murieron de manera trágica.
Perduran, aún hoy en la memoria colectiva y esta sección es, si se quiere, una manera de recordarlas y homenajearlas. En la actualización de esta semana levantamos al telón para presentar a...
LA ROSA DE TOKIO
Con ese mote, durante la Segunda Guerra Mundial, se conoció a la mujer que desarrolló servicios de contrainteligencia para los aliados como locutora de radio.
En total fueron una docena de mujeres angloparlantes --de origen japonés-- que transmitieron noticias para las tropas aliadas en operaciones de guerra psicológica.
El verdadero nombre de “La Rosa de Tokio” era Iva Toguri d’Aquino que había nacido en Los Ángeles (EE UU) en 1916.
Hija de inmigrantes japoneses, viajó a Japón el 5 de julio de 1941.
Es decir 6 meses antes de iniciarse la gran guerra.
El motivo de ese viaje fue visitar algunos familiares y ver la posibilidad de seguir allí con su carrera de medicina.
El 7 de diciembre de 1941 tuvo lugar el ataque nipón a la flota norteamericana anclada en Pearl Harbor.
Y esta acción militar le cerró la posibilidad de regresar a los Estados Unidos.
Obligada a buscar un trabajo para mantenerse, fue reclutada por los servicios de inteligencia japoneses a fin de participar en el programa radial “The Zero Hour”.
En el espacio se enviaban mensajes de los prisioneros de guerra a sus familias, intercalados con música occidental e información local, orientada a desmoralizar a las tropas aliadas.
Mucha de la información emitida era suministrada por los servicios de inteligencia nipones que era obtenida --mediante tortura-- a los prisioneros de guerra yanquis.
Iva participó primero como traductora y luego como locutora en unas 350 emisiones.
El apodo de “La Rosa de Tokio” fue una fábula generada por los servicios de contrainteligencia estadounidenses.
Y esto le significó a Iva, finalizada la guerra, ser arrestada e investigada por el FBI y los servicios de contrainteligencia del ejército de los Estados Unidos.
Finalmente, y no encontrando evidencia alguna, la liberaron.
Al regresar al país del norte, en 1948, fue blanco de las acusaciones de un periódico sensacionalista.
Esto le significó ser arrestada nuevamente y juzgada.
En 1949 fue condenada a 10 años de prisión, y a pagar una multa de 10.000 dólares, por cargos de traición a la patria.
Fue liberada 6 años más tarde y se trasladó a Chicago donde, en 1976, fue entrevistada por un periodista que se interesó en su caso.
Así se descubrió que, las acusaciones en su contra, habían sido fabricadas por dos ciudadanos japoneses que dijeron --a su vez-- haber sido forzados por el FBI y la policía militar estadounidense para atestiguar en su contra.
El 17 de enero de 1977 fue indultada oficialmente por el presidente Gerald Ford que, además, le devolvió la ciudadanía norteamericana.
Iva Toguri murió el 20 de septiembre de 2006, en Chicago, a los 90 años de edad y su historia se transformó en una de las tantas leyendas de la Segunda Guerra Mundial.





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